Pensándolo bien...

null AYUNO DE DOPAMINA

A nadie escapa que la explosión de “fuentes de información”, venida de la mano de la facilidad para transmitirla con los nuevos soportes que Internet ha propiciado, ha generado una sobreexposición de buena parte de la población a sugerencias que emanan de esas fuentes, no siempre basadas en la reflexión, con el debido respaldo científico o técnico y ni siquiera respetuosas con la seguridad vital. Son opiniones que, no necesariamente se basan en datos fidedignos y, en muchos casos, elaboradas desde una carga ideológica, unos intereses o unas intenciones, que no se confiesan.

Aparecen tendencias populares en las redes sociales para todos los gustos y tendencias. No pensemos que quedan restringidas a ámbitos políticos, religiosos, etc, sino que incluso abordan temas tan populares como el adelgazamiento, la vida saludable y cualquiera que se pueda imaginar. La cuestión es que cuando no hay evidencias científico técnicas de las propuestas, incurrimos en el riesgo de afectar aspectos sustanciales de la persona que pueden llegar a ser vitales. El ayuno de dopamina es uno de estos casos y propone abstenerse temporalmente de actividades placenteras, como el uso de pantallas, comida sabrosa, sexo, redes sociales, música, videojuegos o incluso hablar con otras personas, con la idea de “restablecer” o “reiniciar” el cerebro y reducir la dependencia a recompensas inmediatas. Sin embargo, la neurociencia no respalda esta práctica como se promueve comúnmente.

                                      Imagen creada con ayuda de ChatGPT con DALL-E

La dopamina es un neurotransmisor, una sustancia química que ayuda a transmitir señales en el cerebro. Está involucrada en múltiples funciones: motivación, atención, movimiento, aprendizaje, placer y recompensa. No es sinónimo de placer, como a menudo se afirma. Está más relacionada con la anticipación y la motivación para obtener recompensas, no con el placer en sí mismo.

La razón de que el ayuno de dopamina no tenga respaldo científico y no se pueda ayunar de dopamina, es que es necesaria para funciones básicas del cerebro. No puedes apagarla como si fuera un grifo. Incluso durante el descanso o la meditación, el cerebro sigue liberando dopamina. El sistema dopaminérgico no se “resetea” y la idea de que abstenerse de estímulos “resetea” los niveles de dopamina es una simplificación extrema sin evidencia científica. El cerebro no funciona como una batería que se agota y necesita recargarse. El placer y la adicción son más complejos y las adicciones no se deben únicamente al exceso de dopamina, sino a cambios profundos en las redes neuronales humanas, contextos sociales, traumas y genética. Tratar la adicción con abstinencia de estímulos aleatorios no tiene base terapéutica sólida. Por otro lado, los estudios en neurociencia no apoyan esta práctica y no hay investigaciones científicas serias que validen que el “ayuno de dopamina” mejore la salud mental, la productividad o la motivación de forma consistente. Lo que sí está apoyado por evidencias es la meditación o mindfulness, la regulación del uso de tecnología o la gestión consciente del placer y la recompensa, como ocurre en la terapia cognitivo-conductual.

Las prácticas que han mostrado evidencia son bien conocidas, como son el ejercicio físico regular, que mejora la función dopaminérgica y promueve el bienestar emocional. El denominado mindfulness y la meditación, que aumentan la, dejando claro que no por “ayunar de dopamina”, sino por gestionar la atención y la adicción al “zaping”; la higiene del sueño y rutinas consistentes, que regulan el sistema dopaminérgico de manera natural y la exposición moderada a recompensas, que fomenta un sistema de gratificación equilibrado.

No es un método específicamente diseñado para adelgazar, aunque algunas personas reportan pérdida de peso como consecuencia indirecta. Tiene relación con el adelgazamiento por reducción de ingestas compulsivas, ya que las personas reducen la ingesta calórica sin necesidad de contar calorías. Se logra una mejor autorregulación, porque algunas personas logran mayor control sobre impulsos alimentarios. Hay una vinculación con el ayuno intermitente, porque muchas personas combinan el "ayuno de dopamina" con prácticas de ayuno intermitente, porque al evitar comida con alto contenido en azúcar, sal y grasa, se "resetean" las preferencias del gusto y se facilita una alimentación más saludable.

El ayuno de dopamina, como se plantea en las redes, es un concepto científicamente mal interpretado. La dopamina no es una droga ni un botón de placer que se pueda apagar o encender a voluntad. Lo que las personas realmente buscan con esta práctica, que no es sino mejor concentración, menos ansiedad, más motivación, sí puede lograrse, pero mediante estrategias validadas por la Ciencia, no por abstinencias absolutas.

Sopa de letras: AYUNO DE DOPAMINA

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