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José Neptuno Rodríguez López

1987: Licenciado en Ciencias Biológicas (Especialidad: Biología Molecular). Universidad Autónoma de Madrid. 1993: Doctor en Ciencias Biológicas. Apto cum laudem y Premio Extraordinario. Universidad de Murcia. Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular

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null Historias científicas para no dormir por el Prof. Dr. D. José Neptuno Rodríguez López

Como cada año, la llegada de Halloween nos hace sacar nuestro lado más terrorífico. Genes zombis, proteínas fantasma o incluso células vampiro que succionan mitocondrias. Aquí se recogen algunos episodios para adentrarse en el inquietante mundo del “esoterismo” celular y molecular.

Genes zombis: No se trata de ciencia ficción. Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois-Chicago en Estados Unidos ha desvelado que hay genes que se activan en el cerebro tras la muerte. Estos genes, pertenecientes a células gliales, parecen estar relacionados con procesos inflamatorios en respuesta a lesiones cerebrales como la falta de oxígeno o un accidente cerebrovascular y su máxima activación ocurre a las 12 horas tras la muerte. La activación de estos genes zombis ha confundido durante años a los neurocientíficos, ya que para la mayoría de los estudios de trastornos neuropsiquiátricos, como la enfermedad de Alzheimer, la esquizofrenia o el autismo, sólo se dispone de tejidos postmortem.

Una proteína «fantasma» en el origen de las enfermedades priónicas: Las enfermedades priónicas son un grupo de enfermedades neurodegenerativas que se caracterizan por demencia progresiva y disfunciones motoras. Tuvieron su momento álgido durante la crisis de las vacas locas a finales del siglo pasado. Aunque de sintomatología parecida al Alzheimer, estas enfermedades, como la de Creutzfeldt-Jakob, pueden ser causadas por infección con una proteína priónica. Cada vez existen más evidencias de que una proteína priónica normal se puede transformar en una variante patológica por una mutación específica T183A. Este simple cambio transforma a una proteína bien estructurada en una proteína fantasma, sin estructura reconocible y propensa a la agregación y que culmina en una rápida degeneración neuronal.

Tumores ávidos de mitocondrias. Nunca dejarán de asombrarnos los mecanismos por los que las células tumorales consiguen sobrevivir y expandirse. Un caso sorprendente es el del glioblastoma, un tumor cerebral originado a partir de los astrocitos, y que se alimenta de mitocondrias sanas de sus astrocitos vecinos. Este macabro festín permite a las células malignas consumir más oxígeno y crecer más rápidamente; todo un ejemplo de vampirismo celular. Sin embargo, el descubrimiento de los mecanismos que permiten la transferencia de mitocondrias de las células sanas a las tumorales puede dar lugar al desarrollo de nuevos fármacos que, evitando este robo de mitocondrias, podrían generar nuevas formas de tratamiento para este tipo de cáncer cerebral tan agresivo.

Como podemos ver nada escapa a la celebración de Halloween, ni siquiera nuestras células.