El pajarito bebedor es un juguete de una simpleza deslumbrante. Un tubo con dos bulbos, cabeza y abdomen, un eje sobre el que girar, pico y sombrero, que vuelve una y otra vez a beber, en un balanceo inagotable. Pero ¿por qué no para? ¿Es insaciable? Y ¿qué ocurriría si le quitamos el agua o en su lugar le ponemos… un whisky? El pajarito, con el whisky, doblaría su velocidad. El alcohol le afecta, aunque sea un pájaro de juguete.