Artículos Académicos
La vitamina E es un término genérico que da nombre al menos a ocho compuestos diferentes, que están relacionados entre sí en su estructura, referidos cuatro de ellos como Tocoferoles (T) y otros cuatro como Tocotrienoles (TE), y que se nombran con las cuatro primeras letras del alfabeto griego. El tipo predominante en el plasma sanguíneo y en los tejidos humanos es el alfa-T, por eso la mayoría de los estudios de los efectos beneficiosos de la vitamina E sobre la salud y la prevención de enfermedades humanas se han realizado con este tipo, y ello ha conducido a incluirlo en la mayoría de los suplementos nutricionales manufacturados, principalmente por su buena reputación como antioxidante. Pero en cambio, el tipo que predomina en determinadas dietas alimenticias, a base de nueces y aceites de maíz y de sésamo, es el gamma-T. Este tipo, y no el alfa-T, exhibe actividades antiinflamatorias, puesto que inhibe la formación de la prostaglandina E2, y disminuye los niveles de proteína C-reactiva, un biomarcador de la inflamación en pacientes de hemodiálisis. También se ha demostrado que el gamma-T posee efectos antitumorales en animales. Recientemente, en un estudio publicado el 21 de diciembre de 2004 en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Science de Estados Unidos por un grupo de investigación del Children’s Hospital Oakland Research Institute en California, demuestran que el gamma-T inhibe la proliferación de células de cáncer de próstata cultivadas en el laboratorio, sin que afecten el crecimiento de las células epiteliales de próstata normales. Esto indicaría que el gamma-T se podría utilizar como un agente anticáncer efectivo con una selectividad alta para las células malignas y una toxicidad baja. El estudio también muestra, y es lo que se establece por primera vez, que la presencia del gamma-T produce la muerte de las células cancerígenas por interrupción de la síntesis de ciertas moléculas llamadas esfingolípidos, importantes componentes de las membranas celulares. Queda todavía por investigar los efectos que posee el gamma-T en estudios clínicos de prevención y de tratamiento del cáncer en humanos. Por ello, hay que ser prudente en el uso tanto de comprimidos vitamínicos con vitamina E, puesto que no suelen contener gamma-T, como el de abusar de alimentos que sean muy ricos en gamma-T, puesto que al mismo tiempo también dichos alimentos son ricos en grasas, que pueden ser perjudiciales para la salud.