Pensándolo bien...

null UN POCO DE DESCONCIERTO, SÍ QUE HAY

Creíamos haberlo visto todo. Pero no, ¡que va! Historias como la reciente del pájaro de Cartagena como intermediario de la falsa adscripción al origen de un investigador, supera los límites de lo increíble. Pone en evidencia que las Instituciones no pasan por algunos, aunque éstos, sí pasan por ellas. Otras noticias como la de esos superproductores de publicaciones, como ese que desde Galicia firma un artículo o un informe cada dos o tres días, superan lo esperable de la inmundicia humana. Los que acumulan 500-700 artículos publicados en una vida investigadora, que los hay, no con mucha abundancia, pero los hay, ya son sospechosos de algo raro. ¡De qué no serán sospechosos estos que cito!

Las garantías estaban bien establecidas tiempo atrás. Bueno, relativamente bien establecidas, digamos más apropiadamente. Un artículo cada trimestre o cuatrimestre, permite gozar, deleitarse, repensar las frases, preocuparse por la pulcritud, desde luego conocer y ser responsable de cada palabra que incluye, en suma, de ser consciente de lo que se publica. Con uno cada tres días, es imposible acordarse, tan siquiera, de qué trataba el publicado hace un par de semanas. Y si no eres capaz de acordarte, poco aportaste al conocimiento. Puede ser basura.

Los últimos en darse cuenta de los cambios que acontecen, son los inmersos en el proceso. Puede que esté sucediendo algo de esto. Y este tiempo es propicio para los “espabilados”, que siempre los hay en todos los frentes. No los imaginativos, sino los aprovechados. La veracidad de la información en el mundo de Internet, que abarca a prácticamente todo lo conocido, está minada por noticias falsas y auténtica desinformación que pone en entredicho la credibilidad no ya del sistema, sino de toda la trama de gente que beben, toman o vierten algo en la red. A nadie escapa que la garantía de veracidad requiere: considerar la fuente para determinar su fiabilidad;  reparar en si es o no una organización de noticias reconocida, o es un blog personal y, en todo caso, si el sitio tiene una política editorial clara, entendiendo por esto último a lo que queda cuando cambia de empresa o propietario; revisar la fecha de publicación, ilustra, de alguna forma, la precisión, dado que la información puede cambiar rápidamente; verificar con múltiples fuentes, lo que en Ciencia es imprescindible, porque indica la probabilidad de que sea cierta, ya que de darse solamente en un sitio, es posible que lo mejor sea, ser escéptico. Con los sucesos habidos de publicaciones científicas falsas, incluso en revistas acreditadas, esta precaución también alcanza al mundo científico. No todo es la última hora, sino la insistencia de la última hora, que no es lo mismo. En todo caso, los tiempos que corren, requieren comprobar los hechos que se incluyen para dilucidar la veracidad de los mismos. En Ciencia, siempre ha sido norma de obligado cumplimiento que una publicación suministre los datos suficientes para que el experimento se pueda repetir. Afortunadamente, incluso en foros privados, se ha venido manteniendo el uso y costumbre y no se da nada por bueno si no permite la comprobación, que, por otro lado, forma parte del requerimiento del método científico: la repetibilidad. Siempre hay que tener cuidado con los sesgos, cuando estamos preocupados por la veracidad. Probablemente, finalmente, hay que valorar la calidad del artículo por su presentación: citas, bien redactado, referencias claras, ausencia de errores gramaticales, también, y con fuentes claras.

Es trabajo adicional que, anteriormente estaba subsumido con que la fuente fuera de fiar. Durante mucho tiempo, la gente ha otorgado veracidad de corso a la Televisión o al periódico de turno. Del mismo modo que si alguien no estaba nunca en un medio, no existía; lo que los medios transmitían era cierto, incluso indiscutible. Ya quedan pocos en esta tesitura. Las denominadas redes sociales, han contribuido grandemente al desajuste. No se trata de que llegue información más rápida y lo que antes te decía tu amigo o conocido, a quien otorgabas credibilidad, ahora puedas aceptarlo sin más, porque también aquellos se han contaminado y con la facilidad de un índice presionando en una pantalla, te envía cosas que no forman parte de las que el garantizaría si las analizara mínimamente. Quedan muy pocos que se salven de la quema. De estos que envían todo lo que les viene a mano, quedan pocos fiables. Es demasiado fácil la difusión para que hayan garantías. Los pocos que quedan, cuidémoslos, porque requieren un reconocimiento merecido. Un respeto.

Por supuesto, que la Ciencia no está exenta de confusión y desafíos. Los avances científicos suelen desafiar las ideas existentes y pueden crear incertidumbre y debate. Ha sido así toda la vida. Recordemos los debates sin fin entre Einstein y Bohr, sin ir más lejos o los que se mantuvieron y mantienen en la Royal Society. Pero hoy, se ha desplazado el centro del debate y se ha apoderado del entorno el desconcierto. Hay muchas razones para ello, además de los hechos concretos que se van conociendo que desvelan que en todas partes hay conductas indeseables. Además de ello, incide la complejidad de los problemas, lo que puede llevar a resultados contradictorios, o puede que simplemente no se comprendan completamente todavía; pero en el caso de nuevas investigaciones y descubrimientos, el avance de la Ciencia, a menudo, se basa en la reevaluación y la prueba de ideas existentes, lo que da lugar a debates y a veces a desacuerdos sobre las interpretaciones y la validez de los nuevos hallazgos; por si fuera poco, dado el nivel en el que la Ciencia se desenvuelve hoy, es notoria la dificultad para reproducir resultados, de forma que, a veces, los experimentos o estudios producen resultados que otros investigadores no pueden replicar y esto puede generar confusión y debate hasta que se resuelva el problema y, finalmente, algo en común con el mundo de los demás mortales, como es la desinformación y mala comunicación, que conlleva, a veces, que la información científica puede ser malinterpretada o mal comunicada, especialmente cuando se presenta al público en general. Esto, puede dar lugar a conceptos erróneos y confusión. No quisiera finalizar sin incluir los intereses políticos o financieros, que se mezclan con todo en toda parte y lugar y, también aquí, porque desafortunadamente, a veces la Ciencia puede verse influenciada por intereses políticos o financieros, lo que puede sesgar los resultados o la interpretación de los datos; ha ocurrido en el pasado, en el presente está ocurriendo y en el futuro, con el panorama que se vislumbra, también. Cada vez que nos alegramos de la intervención de la esfera privada en los avances científicos y, desde luego, tecnológicos, solemos olvidar que les mueve el interés económico que vislumbran en ello. Puede ser bueno, pero nunca bondadoso, porque ese progreso no necesariamente es para todos, sino para los pocos que están al frente. ¿Nos beneficiamos todos de ello? Bueno, el tema es muy controvertido.

De lo que no cabe duda es de que la Ciencia sigue siendo la mejor herramienta que tenemos para entender el mundo alrededor de nosotros. Su capacidad para autocorregirse, de revaluar, de ajustar las ideas en función de las evidencias es su mayor fortaleza. Es por ello que, todos los acontecimientos indeseables que se incluyeron al comienzo del texto, son episodios que la Ciencia sabrá triturar. Si somos capaces de difundir el espíritu científico a la sociedad, dispersaremos las dudas, al evidenciar que los mecanismos de autoregulación de la propia Ciencia descarta los desmanes.  Al final, siempre es lo mismo, el conocimiento es el único que nos hace libres y debe alcanzar a todos, para que no quede ningún perfil fuera del amparo de la verdad. Hay que luchar por ella. La Ciencia lo hace, sin desfallecer. Los demás, autoridades incluidas, deberían cuidar de que no haya fallos. Es la única forma de progresar. La mayor fortaleza.