PASCUAL LUCAS SAORÍN CATEDRÁTICO DE GEOMETRÍA Y TOPOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA
Una olimpiada regional de matemáticas fue el catalizador que determinó que Pascual Lucas Saorín (Cieza, 1965) se dedicase a las matemáticas. «Conseguí el primer puesto. El premio era una beca para estudiar matemáticas, aunque no la disfruté porque ya tenía una beca general. Supongo que eso es lo que me impulsó a estudiar esta disciplina, ya que entonces no tenía muy claro qué quería hacer, como la mayoría de mis compañeros. Muchos de ellos no decidieron lo que estudiarían hasta que no entregaron el impreso para la selectividad. Así que me dije que si era bueno con esto, debería dedicarme a ello”.
En 1983 nuestro académico empezó a estudiar la licenciatura de Matemáticas, que por entonces era una carrera muy homogénea, sin apenas contenido de otras disciplinas, algo que ahora puede resultar sorprendente. Lucas explica que “Matemáticas era una carrera muy especializada. Mucha gente espera otro tipo de licenciatura y pierden la ilusión, aunque yo me sentí bien desde el principio. Lo que no sabía era en qué iba a especializarme, y creo que eso depende mucho de algún profesor o una situación en concreto que te genere interés”. Para Pascual Lucas ese detonante surgió cuando ingresó como alumno interno del departamento de Matemáticas y le asignaron al área de geometría. “Y eso que mi trabajo consistía en ordenar y organizar la biblioteca de geometría, pero mirar índices y cosas así sirvió para despertarme el interés. Después hice la tesina de licenciatura en geometría y cuando acabé la carrera solicité una beca de investigación para trabajar en mi tesis doctoral, y a partir de ahí te dejas llevar un poco por los acontecimientos”.
Geometría de subvariedades y otras investigaciones
El objeto de su tesis, y por ende de gran parte del periodo inicial de su carrera investigadora, fue la geometría de subvariedades. “Es una generalización de un concepto que todo el mundo maneja, que son las curvas y superficies en el espacio. Una curva es algo que modeliza un hilo y una superficie modeliza un trozo de papel o tela. Una generalización abstracta de eso son las subvariedades”. Pascual Lucas reconoce que si no hubiera tenido algún tipo de guía no se habría dedicado a esta especialidad. “Posiblemente ese tema no se me habría ocurrido si no fuera por mi profesor de entonces, Ángel Ferrández, estaba especializado en este tema y me lo sugirió. También fue importante la llegada de un nuevo profesor cuando estaba en quinto curso, Manolo Barros, que había sido compañero del profesor Ferrández en la Universidad de Granada. Él había realizado una estancia en Estados Unidos durante la que había trabajado en una nueva técnica (la teoría de subvariedades de tipo finito) con las que se podían caracterizar y clasificar subvariedades en el espacio, y empecé a trabajar en eso concreto».
¿Qué caracteriza a esas subvariedades? «Para comprender lo que todo esto implica hay que tener en mente una superficie de tipo finito, como las superficies llanas (los planos) y las esferas, que son las más sencillas», nos explica nuestro experto en geometría. «La esfera está curvada de la misma manera en todas las direcciones, eso implica que sólo necesitas un valor propio que determina qué tipo de funciones describe la esfera. En principio no tiene aplicaciones directas en otras disciplinas, aunque desde luego la geometría tiene una amplia historia con la arquitectura, por ejemplo. Con las subvariedades de tipo finito estuve trabajando unos ocho años, y he tutorizado varias tesis doctorales sobre el tema”.
Problemas variacionales de tradición
Mientras realizaba la tesis doctoral se incorporó a la docencia y la investigación en el mismo departamento en el que fue alumno interno. “Cuando empiezas es bastante duro, sobre todo cuando comienzas a dar clase sólo dos años después de acabar la carrera. En esa época se necesitaban profesores nuevos porque se crearon carreras y se modificaron los planes de estudio de las existentes, con lo que se establecieron nuevas asignaturas. Para mí fue muy difícil porque esos dos años los dediqué intensivamente a la investigación (en especial, la tesis) y a la docencia, invirtiendo muchas horas en la preparación de las clases. Pero al final salió todo bien, la leí en 1991 y dos años más tarde obtuve la plaza de profesor titular de universidad”.
Otra de las áreas de investigación que ha cultivado nuestro académico está centrada en los problemas variacionales. “Tienen mucha tradición, pues nacen entre los siglos XVII y XVIII. Hay muchos problemas de este tipo que surgen para resolver cuestiones de diversa índole. La idea es que uno describe un fenómeno físico, y eso lo modeliza mediante una o varias ecuaciones. Nos podemos plantear, por ejemplo, encontrar la superficie de menor área entre todas las que tienen como frontera una curva determinada. La solución, encontrada ya por Lagrange a mediados del siglo XVIII, son las superficies minimales. En eso consiste un problema variacional.»
Hitos y colaboración extranjera
Entre los logros que destacaría en su carrera, Pascual Lucas guarda especial recuerdo sobre dos en concreto: “En 1994, la defensa de la tesis doctoral de Luis Alías, la primera que dirigía junto a Ángel Ferrández. Sobre todo si tenemos en cuenta que veinte años más tarde, en 2004, Luis Alías obtendría el I Premio Joven Investigador de la Región de Murcia». Y su segundo hito fue “la concesión en 2008 a nuestro equipo de investigación de Geometría Diferencial y Convexa de la mención de Grupo de Excelencia de la Región de Murcia, lo que suponía estar entre la élite de la investigación en nuestra comunidad».
Consciente de la relevancia de la colaboración extranjera en el desarrollo de una ciencia de excelencia, Pascual Lucas concede mucha importancia a esta experiencia pues “las relaciones con investigadores de otros países son básicas. Hemos conocido a nuestros colegas en estancias o visitas y esto nos ha permitido trabajar juntos en proyectos”. Destaca la publicación con el profesor Aurel Bejancu en 1998, que «nos permitió iniciar una nueva línea de investigación dedicada a las subvariedades degeneradas o luminosas. Las principales colaboraciones de nuestro grupo han llegado posteriormente a través de los alumnos que hemos formado aquí y que después han salido al extranjero y nos han puesto en contacto con otros científicos”.
“Las matemáticas son una disciplina objetiva”
La docencia, tal y como lo interpreta este catedrático de Geometría y Topología, puede verse desde dos posiciones enfrentadas. “La primera dicta que la docencia es muy importante y te permite trasladar a las nuevas generaciones las cosas que están pasando en el mundo de la investigación. Además es la labor que ha justificado, en la mayoría de los casos, nuestro ingreso en la Universidad. Por otra parte, y esta es la otra forma de verlo, te resta tiempo de estar centrado en la investigación. Sin embargo, si no tuviese esa actividad docente, no podría desarrollar la importante labor de dirección de tesis doctorales, por ejemplo”.
Nuestro académico, que se declara un enamorado de la informática, la novela negra y el cine, no cree que ser matemático le ofrezca una perspectiva especial desde la que mirar el mundo. “Conozco personas formadas en humanidades que son igual de perspicaces y analíticos a la hora de ver su entorno que cualquiera de nosotros. Lo que sí creo que puede tener importancia es la manera en la que nos enfrentamos a los problemas en la vida diaria. Personalmente sí aplico ese razonamiento matemático a la cotidianeidad: no se puede solucionar un problema si no se tienen las herramientas y conocimientos necesarios, así que si no los tienes, mejor no te metas. También es importante la objetividad, ya que las matemáticas son una disciplina objetiva, así que te ayuda a ver las cosas con esa perspectiva, a hacer caso a los hechos por encima de las opiniones”.