null Un ingeniero pionero en diseñar códigos capaces de predecir fallos en los procesos de fabricación de piezas

D. Félix Faura Mateu CATEDRÁTICO DE INGENIERÍA DE PROCESOS DE FABRICACIÓN DE LA UPCT

Su entorno familiar y geográfico determinó el futuro profesional de Félix Faura Mateu (Cartagena, 1961) como ingeniero. “A mí me gustaban las ciencias. En mi casa había cierta tradición pues mi padre trabajaba en el ámbito de la ingeniería y la mecánica. Además, Cartagena es una ciudad industrial y eso ayuda porque siempre ha tenido relación con este tipo de actividades. Pero no tenía una vocación muy fuerte y definida; simplemente cuando acabé mis estudios básicos, me pareció un paso lógico decantarme por la ingeniería”.

Ese devenir ‘lógico’ encauzó a Félix Faura hacia el campo de la ingeniería técnica mecánica, que “es el ámbito de la ingeniería más general y el que más me atraía. Eran los estudios que había por entonces en Cartagena, en la Escuela Técnica. Ya luego seguí con la ingeniería superior y posteriormente realicé mis estudios de doctorado en Madrid”.

Su objetivo era trabajar en un área científica «muy pegada a la realidad de cualquier sector. Al margen de la naturaleza, todo lo que nos rodea está fabricado. Me interesaba esa realidad». Ese fue el motivo por el que conectó en Madrid, con el grupo de investigación en fabricación más potente de aquellos años.

 

De Cartagena al MIT de Boston

Como la mayoría de científicos de su generación, para Faura fue fundamental buscar formación en el extranjero. Se adentró en esa experiencia con una estancia inicial en Idaho (Estados Unidos). Pero el gran salto lo dio gracias a una beca en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), el centro de I+D más puntero del mundo. «Con el MIT sigo teniendo relación; de hecho, en mis primeras etapas en la Universidad en España había meses que volvía a Boston. Allí es donde empecé a desarrollar la línea de investigación de procesos de conformado por fusión. Entonces en nuestro país no había ningún grupo que investigara en ese área. Fuimos pioneros”.

Las líneas de investigación de nuestro académico y su equipo de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) se enmarcan dentro de lo que se denomina ingeniería de procesos. Faura detalla que «los ingenieros de procesos nos dedicamos a combinar los recursos materiales, la energía y la información para fabricar algo de acuerdo a unas especificaciones previas. Estamos al final de la ingeniería, en la etapa final del producto. Los procesos de soldadura, de fundición, de mecanizado…, todos son procesos de producción. Cuando ves en el telediario un robot ensamblando un coche, eso es parte de un proceso de producción. Nuestro ámbito se dedica a explicar esos procesos desde el punto de vista académico, que los alumnos sepan qué recursos hacen falta para fabricar un determinado producto. Es un área muy aplicada, muy tecnológica. Estás haciendo la síntesis de toda la ingeniería y la ciencia para fabricar un producto que responda a una necesidad concreta. Buscamos mejorar esos procesos y optimizarlos, hacerlos más eficientes y competitivos”.

Entre sus múltiples logros científicos, el catedrático de la UPCT destaca la creación de un código de simulación de elaboración por su grupo de investigación, que posee un elevado potencial de desarrollo y ha dado lugar a publicaciones de impacto en el campo de la ingeniería. “Ese código reproduce el comportamiento de un flujo de metal con superficie libre, en condiciones extremas, un fenómeno muy complejo. La primera vez que se publicó el código dio pie a que fuera una de nuestras publicaciones más citadas», reconoce con orgullo nuestro académico.

¿Y para qué sirve un código de simulación? «Imagine que tiene que fabricar una pieza de 4 kg, de geometría muy compleja, partiendo de esa masa fundida que tiene que inyectar en el molde de una máquina, en un tiempo extremadamente pequeño y moviéndose a una velocidad muy alta por una serie de conductos. Pues tener la capacidad de reproducir el movimiento de ese metal líquido, numéricamente, en un ordenador y ver lo que está pasando ahí dentro, no es nada fácil. Si tienes un código que te lo puede hacer con precisión al modelizar el comportamiento de la pieza fundida, calcular el movimiento, los tiempos, las presiones, las velocidades del proceso…, te permite predecir dónde van a aparecer los problemas, anticiparte a ellos y, posiblemente, corregirlos. Es una herramienta extraordinariamente útil para quien planifica el proceso».

Hace escasamente veinte años no era posible adelantarse a la aparición de una burbuja de aire o un microporo en la pieza clave de un avión o un automóvil y evitar problemas posteriores como roturas, gracias a códigos de simulación como el creado por el equipo de Félix Faura en la UPCT. Este grupo, que fue pionero en introducir estas técnicas en España junto con los equipos de Mécanica de Fluidos de la Universidad Politécnica de Madrid y de la UNED, ha evolucionado a la microfabricación con gotas de metal, la famosa impresión en 3D.

Rector de la Politécnica

Al margen de su actividad como investigador, Faura atesora una elevada experiencia en la gestión universitaria. Fue vicerrector (2001-2003) y rector (2003-2009) de la Universidad Politécnica de Cartagena, además de director de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP), entre otros cargos. Una elevada responsabilidad pero también una oportunidad de observar el funcionamiento del sistema científico desde otro punto de vista.

“Como investigador estás demandando que te den cobertura, servicios y soluciones, y desde la gestión es justo lo contrario. Te das cuenta de la fragilidad del sistema, que lo que das por garantizado no siempre lo está, lo variable que pueden llegar a ser las circunstancias económicas y políticas. A mí me tocó una universidad que estaba en el proceso de creación, que es muy distinto a estar en una fase que ya tiene las estructuras definidas. Pero aun así, me tocó una buena época, de 2003 a 2012, que fue cuando empezó a ponerse muy mal el tema de la financiación en la universidad debido a la crisis económica».

Rememora esos años como «como una época de mucho trabajo, muy intensa, pero tengo muy buen recuerdo de lo que hicimos. Había muchas oportunidades para hacer cosas y cumplimos. Una de las cosas que destacaría de esa etapa es que realizamos varios acuerdos de colaboración con el Ministerio de Defensa, con el que tengo relación desde mis tiempos de estudiante de doctorado con los programas de investigación de la OTAN. Cartagena y la industria naval militar facilitaban esa conexión ya que aquí tenemos una de las principales bases militares de este ministerio”. No en vano, nuestro académico ha sido honrado con la Gran Cruz del Mérito Naval y la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico, entre otros múltiples premios.

“El sistema docente actual no termina de encajar”

Y naturalmente también gran parte de su trayectoria está relacionada con la docencia. Durante los años que este experto en materiales y fabricación dedicó a la gestión han surgido muchos cambios, y Faura lo ha experimentado al volver a las aulas. “El estar casi una década sin dar clase me ha hecho darme cuenta de que a la vuelta todo ha cambiado mucho. La capacidad de relacionarte con los alumnos y la forma de presentarles la información, por ejemplo, es muy diferente. Creo que hay más debate de fondo en la docencia que en la investigación. Profesores hay, y alumnos también, pero el sistema todavía no ha terminado de encajar del todo, y no sabemos muy bien el porqué. Los alumnos en general tienen menos nivel que antes, las medias son más bajas, y el profesorado no suele ver la docencia como lo que más satisfacciones le reporta a corto plazo porque el prestigio está más vinculado a la investigación. Pero requiere mucho trabajo preparar buenas clases y hacer que los estudiantes se interesen en los temas. Hay mucho trabajo que hacer en este campo”.

Por eso mismo, Faura se ha autoimpuesto una especie de desafío en su carrera docente: “Enseñarle a mis alumnos no sólo lo que corresponde al temario, sino incorporar también lo que he aprendido en estos diez años como gestor, además de mantenerles actualizados en todo lo que está pasando dentro del mundo de la investigación. Es una tarea complicada, sobre todo para un profesor que lleva tiempo sin ejercer como yo, pero intento hacerlo lo mejor que puedo”.

Admirador del ensayo, la filosofía y la navegación marítima, adelanta que entre las líneas futuras de investigación que su grupo está desarrollando se encuentra la microfabricación. “Ahí hay opciones muy interesantes. Ahora estoy como investigador trabajando con ellos en este tema, a un nivel más bajo porque son ellos los que se han convertido en referencia durante los años que me dediqué a la gestión. Soy uno más, pero muy contento con lo que hacemos y con serlo”.

Redacción: Paz Gómez Fotografía: Pablo Almansa Fecha realización: 16 febrero 2015