null Un botánico que recrea escenarios del pasado identificando granos de polen al/con microscopio

José Sebastián Carrión García

Catedrático de Evolución Vegetal de la Facultad de Biología de la UMU

“Puede que naciera científico pues desde bien pequeño era muy curioso y no me valía la autoridad materna ni paterna para inhibir mi curiosidad”. Cuando José Carrión (Jumilla, 1962) busca en su memoria cómo le surgió la vocación científica enseguida recuerda su infancia: “Cuando mi madre dormía la siesta, me escapaba a buscar arañas en las casas del vecindario o a cazar ranas a las ramblas”. Precisamente esos anfibios condicionaron su carrera: “La elección por la biología surge de mi pasión por las ranas. Quería estudiar su comportamiento, aunque también me gustaba mucho trabajar con un microscopio”.

Dicho y hecho. En 1981 Carrión inició sus estudios de Biología en la Universidad de Murcia (UMU), donde se especializó en botánica porque “era lo que más se acercaba a ser un naturalista, que era lo realmente deseaba ser por aquel entonces”. El hoy catedrático de Evolución Vegetal de la UMU quería dar un paso más allá y centrarse en la paleobotánica, la que ha sido su principal área de investigación.

Nuestro académico cuenta que “al acabar la carrera entré en contacto con Michele Dupré, una profesora francesa que era la única que realizaba una técnica de análisis polínico de sedimentos, en la Universidad de Valencia. Obtenía granos de polen fosilizados de sedimentos arqueológicos. Me fui a aprender la técnica y me fascinó eso de reconstruir el pasado con un microscopio; muy detectivesco y excitante. Y por ahí tiré”.

Fue la profesora Dupré quien dirigió su tesis doctoral sobre ‘Evolución paleoambiental durante el Pleistoceno superior en el sureste de España’. A partir de ese momento este biólogo decidió centrarse en la identificación de granos de polen y esporas al microscopio para reconstruir escenarios del pasado; una especialidad poco extendida en aquel momento y en la que ha logrado avances de elevado impacto en la comunidad científica.

 

“No había ni un tubo de ensayo”

Los inicios, lógicamente, no fueron sencillos. Cuando en 1985 comenzó en el departamento de Botánica de la Facultad de Biología de la UMU como becario “sólo pude realizar estancias en el extranjero breves porque tenía que impartir muchas horas de prácticas. Más tarde sí he viajado con frecuencia a Holanda, Reino Unido y, sobre todo, a Sudáfrica. Pero he tratado de innovar mucho por mi cuenta. Entonces no había ni un tubo de ensayo en el departamento de Botánica. Sólo herbarios y papel de periódicos para prensar plantas. Fui pionero en montar una técnica de análisis polínico en nuestra universidad”.

A los 42 años consiguió la Cátedra de Evolución Vegetal y desde 2013 dirige el grupo de Paleoecología, Paleoantropología y Tecnología del Cuaternario de la UMU con el que ha desarrollado sus principales líneas de investigación. Carrión señala que “además de la paleoecología, hemos trabajado en análisis de mieles, filtros de captadores atmosféricos para pronosticar picos de polen para alérgicos y ahora nos estamos iniciando en la botánica forense”.

 

Resiliencia para la paleoecología

La principal contribución del profesor Carrión a la ciencia paleoecológica radica, a su juicio, en “un montón de registros nuevos. Por ejemplo, he descubierto cosas como que el nogal es originario de la Península Ibérica y que no lo trajeron los romanos. Pero el avance más importante que he aportado a mi especialidad puede que sea conceptual: la manera de interpretar y entender las pautas de cambio ambiental en términos de biología de la complejidad; es decir, leer los cambios en términos de resiliencia (capacidad de adaptación de los seres vivos a los agentes que perturban nuestro estado), lo que permite investigar dónde hay respuestas rápidas y lentas en un ecosistema en el tiempo profundo, en la escala de miles de años.”.

Su contribución teórica sobre paleoecología arqueológica se ha reflejado en publicaciones científicas internacionales que desde sus inicios siguen siendo muy citadas.

 

Los neandertales en Nature

Precisamente Nature, la revista científica con mayor índice de impacto de todo el mundo, se hizo eco en 2009 de un descubrimiento sobre la última cronología del Homo neanderthalensis en España en el que Carrión efectuó el análisis polínico. “El equipo multidisplinar e internacional de investigadores del que formé parte halló pruebas de que los últimos neandertales pudieron acabar sus días en el sur de la Península Ibérica; concretamente, en la Cueva de Gorham situada en Gibraltar. Los restos revelan que esta especie continuó existiendo miles de años después de que apareciese la nuestra, el Homo sapiens”.

Entre los logros de su carrera, este botánico le dedica un lugar muy especial a la ‘Paleoflora ibérica’, una obra enciclopédica sobre la cubierta vegetal de la Península Ibérica y las Baleares en los últimos cinco millones de años mediante el análisis de los registros fósiles. “Ha costado nueve años sacarla adelante -destaca- y ha sido desde un despacho modesto, coordinando a setenta investigadores de todo el mundo. Es un gran orgullo”.

 

Revisor, gestor y asesor

Todas estas aportaciones han permitido que actualmente nuestro académico sea editor en revistas científicas de renombre, tales como Quaternary Science Reviews, Review of Palaeobotany and Palynology y Journal of Arid Environments, además de revisor en muchas otras como Plos OnePNAS e incluso Science. Además, durante los últimos años ha sido gestor del Plan Nacional de I+D+i (Programa CGL-BOS) y en 2015 asumió el cargo de asesor en Política Universitaria del actual rector de la UMU, José Orihuela.

A pesar de esta intensa carrera, nuestro catedrático no olvida su papel como docente vocacional porque “enseñar lo es todo para mí. Todo investigador debe estar en contacto cercano con su estudiantes y tratar de impactar en sus cerebros. Es la necesaria transmisión del conocimiento”.

 

De la música clásica a Metallica

Al igual que su trayectoria profesional, las aficiones de nuestro académico son numerosas y eclécticas. Se declara amante de la música clásica, con especial querencia por compositores rusos como Rachmaninoff. Pero esta inclinación no es óbice para que también disfrute con el heavy metal de Ozzy Osbourne o Metallica.

La poesía es otra de sus debilidades junto al séptimo arte: “Crecí como el niño de ‘Cinema Paradiso’, viendo películas desde la sala de proyección del cine donde mi madre trabajaba como taquillera”.

 

                                                                       

 

Redacción: Paz Gómez

Fotografía: Pablo Almansa

Fecha realización: 12 marzo 2015