null Un botánico seducido por los musgos y descubridor de numerosas especies de flora

JUAN GUERRA MONTESCATEDRÁTICO DE BOTÁNICA DE LA UMU

 

Aunque Juan Guerra Montes (Coín, Málaga, 1952) escuchaba en su casa que su futuro sería emular a su padre, militar de carrera, a los 16 años se cruzó con un «un buen profesor que me transmitió el cariño por las plantas y los animales. En ese momento supe qué quería estudiar». Aún conserva en su despacho de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Murcia (UMU) su primer libro de Biología: «Hay que abrirlo con cuidado porque se desmonta pero sigue conmigo y seguirá».

 

El hoy catedrático de Botánica de la UMU empezó la carrera de Ciencias Biológicas en la Universidad de Málaga, allá por 1972, pero cursó la especialidad en la Facultad de Granada. «Fui buscando hacer dos especialidades pero finalmente me incliné por biología vegetal. Y es que mi destino era ser botánico».

 

La importancia de los musgos

La oportunidad de un contrato como profesor ayudantehizo que nuestro académico regresase a la Universidad desu Málaga natal. En la Universidad de Granada conoció al profesor Juan Varo, quien dirigió su tesis sobre la flora briofítica en los dominios de Abies pinsapo, un abeto que vive únicamente en las sierras de Málaga y Cádiz, iniciándole de esta forma en la línea de investigación que ha marcado su trayectoria científica:el estudio de la evolución, filogenia, sistemática y ecología de los briófitos.

 

Pero, ¿qué son los briófitos?»Se trata de los musgos, las hepáticas y los antoceros, que se caracterizan porque no tienen vasos conductores ni flores ni frutos, viven en zonas húmedas y se reproducen por esporas.Empecé a trabajar con los plantas terrestres no vasculares porque en ese momento no se habían estudiado en profundidad y decidí enfocar mi carrera investigadora a este campo», explica nuestro botánico.

 

Por contra a lo que podría parecer dado su pequeño tamaño y su carencia de vistosidad, este experto en Biología Vegetal aclara que «sonorganismos de gran importancia por ser los primeros colonizadores del medio terrestre, evolutivamente hablando, y se consideran relevantes desde el punto de vista medioambiental porque detienen la erosión, interceptando la lluvia torrencial (tienen una enorme capacidad de retención de agua); ayudan a mantener la humedad en los bosques y matorrales; son los primeros colonizadores de suelos desnudos o que se han quemado en incendios forestales; favorecen la acumulación de materia orgánica (humus); son sustratos para la germinación de semillas en los medios naturales; incrementan la disponibilidad de nitrógeno en el suelo; absorben contaminantes de la atmósfera y funcionan como indicadores de polución, y son sustratos para que puedan vivir muchas algas microscópicas y bacterias que fijan nitrógeno atmosférico. Además son el alimento propicio para pequeños animales, sobre todo de los insectos».

 

Una vez elegida la línea en la que quería investigar, Guerra realizó estancias en los centros extranjeros que por aquel entonces eran punteros en esta materia. Primero investigó durante varios meses en la Universidad de Lille(Francia) y después recorrió diferentes centros de prestigio situados en Berlín (Alemania), Uppsala (Suecia) y Zürich (Suiza), además de estancias cortas en diversas universidades americanas.

 

Fundador del primer laboratorio español para el estudio de la evolución de los briófitos

Nuestro académico recaló finalmente en la Universidad de Murcia en el año 1986, donde obtuvo la cátedra de Botánica que actualmente ostenta.Precisamente, para Juan Guerra uno de los principales aportaciones científicas fue fundar en la UMU el primer laboratorio de biología molecular aplicada al estudio de la evolución y taxonomía de briófitos que existió en España. Producto de ello fueron la publicación con su grupo de investigación de dos trabajos pioneros en su campo:uno sobre la filogenia molecular de la familia de musgos Pottiaceae, publicado en la revista científica Plant Systematics and Evolution, y un estudio morfológico y molecular del complejo Syntrichialaevipila (Pottiaceae), difundido por la revista Nova Hedwigia. «Ambas son publicaciones de alto impacto en el campo de la biología vegetal, por lo que han tenido una importante repercusión en nuestra área», subraya el catedrático.

 

Descubrir nuevas especies de flora

El estudio de la diversidad vegetal, de la flora de territorios concretos, ha sido la segunda gran línea de investigación a la que ha dedicado sus esfuerzos nuestro académico como investigador principal del proyecto ‘Flora Briofítica Ibérica’, que comenzó en 1998 y finalizará en 2018 subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad y que ha dado lugar a la publicación de cinco volúmenes de esta flora de musgos. «Probablemente es la serie de libros científicos másvendida en la Universidad de Murcia. En cada volumen he dedicado 5 años de trabajo junto a mi equipo, realizando una exhaustiva labor de campo que a veces nos permite localizar especies desconocidas o que se creían extinguidas».

 

Como curiosidad, Guerra comparte que «una vez mis discípulos bautizaron a un musgo con mi nombre cuando estaban trabajando en Argentina. Se llama Guerra montesiamicrodonta. Fue muy halagador».

 

El objetivo de realizar una flora, como resalta nuestro experto en briófitos, va más allá de la mera documentación: «Se trata de conocer qué tipo de plantas viven en nuestro territorio, nuestro acervo natural, porque una vez que ya están publicados los datos se utilizan para la gestión del territorio. Por ejemplo, para evaluar si se concede la urbanización de un paraje natural teniendo en cuenta qué especies viven allí y si existe el riesgo de producir algún daño medioambiental. De este modo,localizamos, después de mi llegada a Murcia,diversas poblaciones desconocidas del Ciprés de Cartagena, Tetraclinis articulata, y realizamos el primer estudio de esta especie, que en toda Europa sólo se encuentra en las inmediaciones del campo de golf de La Manga del Mar Menor. Desde entonces, en cada decisión urbanística de la zona se tiene en cuenta su protección».

 

Al mismo tiempo que ejerció como director del Departamento de Biología Vegetal de la UMU durante casi dos décadas, aceptó el cargo de coordinador del Área de Biología de Organismos y Sistemas en la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEC) durante cuatro años.

 

Además, desde el año 2009 se hace cargo de la dirección del Herbario de la Universidad de Murcia, del que se siente especialmente orgulloso. «Puede parece una colección de cosas muertas pero es un herbario muy ‘vivo’ que atiende las necesidades de investigadores de todo el mundo que no tienen que desplazarse, de sus centros, para estudiar el ADN de una especie, su filogenia… Nos piden muestras desde el Jardín Botánico de Melbourne (Australia), del Museo de Historia Natural de Londres, de herbarios de Austria, Alemania, Suecia… Conservamos más de 400.000 muestras de todo tipo de plantas».

 

Toda esta actividad investigadora y de gestión no merma su dedicación a la docencia. Guerra defiende que «el profesor universitario debe intentar compensar la dedicación docente e investigadora al 50%, porque si la balanza se inclina mucho hacia un lado, será negativo para los alumnos y para su trayectoria en la universidad».

 

Tenista incansable

Su gran pasión en el tiempo libre es el tenis: «Desde los 12 años no he dejado de pegarle a la raqueta y seguiré. ¡Menudos callos! Pero me encanta y espero enseñar a mi nieta a jugar conmigo en cuanto tenga edad para ir a la cancha».

 

Sin embargo, no sueña con inculcar a su nieta ni a los suyos su pasión por todo lo verde que crece a su alrededor. «Mis compañeros me dicen que cuando llego por las mañanas a la Facultad voy mirando los parterres y lo que verdea en los muros. Es deformación profesional, como botánico ves lo que los demás no ven. Pero en mi casa, ni una maceta. Ya se sabe: en casa de herrero…»

 

 

 

 

                                                                      

 

Redacción: Paz Gómez

Fotografía: Pablo Almansa

Fecha realización:  13marzo 2015