Columnas
Los viajes en avión conllevan a menudo cierto agobio para el pasajero que se encamina apresurado hacia el aeropuerto repasando su documentación y calculando si habrá excedido el escaso equipaje que las compañías permiten subir al avión. Cuando llega al control de seguridad la tensión aumenta, pues en apresurada fila tiene que prepararse sacando líquidos y mostrando sus dispositivos electrónicos entre otras medidas. Es frecuente que los sistemas de detección, bien sea por un descuido o por un control aleatorio, señalen sus pertenencias para ser sometidas a un examen adicional. Entonces, un agente de seguridad frota con un bastoncillo o toallita diversas partes del equipaje e incluso alguna parte de la ropa que el pasajero viste e introduce esta sonda en un instrumento. Al poco regresa e indica que el ensayo ha sido favorable para el viajero, que puede continuar su camino y respira aliviado ya que, aunque se sepa inocente, nadie está libre de cualquier fallo que podría afectar a su embarque.
Lo que el viajero ha experimentado ha sido una demostración directa del empleo de un espectrómetro de movilidad iónica, un instrumento analítico que permite comprobar si el pasajero ha estado recientemente en contacto con explosivos o narcóticos. El funcionamiento es sencillo: la sonda introducida en el espectrómetro se somete a una fuente de energía que libera e ioniza las sustancias volátiles recogidas. Los iones producidos se mueven por acción de un campo eléctrico hacia un colector colocado a cierta distancia, pero su movimiento es retardado por un gas inerte que fluye a contracorriente. El frenado de los iones y por tanto el tiempo que se invierte hasta alcanzar el detector dependerá de su tamaño, masa, carga y geometría, de forma que en igualdad de condiciones experimentales es indicativo del compuesto original del que provienen. El sistema presenta una gran fiabilidad en la identificación de los residuos mencionados, aunque dada la diversidad de compuestos orgánicos cabe la remota posibilidad de un falso negativo. Podemos confiar en la seguridad del espectrómetro y en la profesionalidad del personal de seguridad que aclararía cualquier incidencia. El control aleatorio es una medida lógica y los miembros de mi familia son sometidos a menudo a él, por lo que, dado que son tan afortunados en esta circunstancia les he recomendado que cuando emprendan viaje compren algún décimo de lotería con la esperanza de que el azar que tanto les favorece se manifieste también en forma de premio económico.