Artículos Académicos

null Sobre el arte de la navegación

La celebración de la America’s Cup en las cercanas aguas levantinas, como culmen de la navegación a vela, constituye una buena ocasión para enmarcar los comienzos técnicos y científicos del “arte de navegar”, primer estadio de la moderna náutica, desechando retóricas absurdas sobre hazañas, temeridades y lances. En su devenir, el hombre ha intentado siempre dominar las aguas, surcarlas, pero no será hasta el Renacimiento cuando se establezcan los fundamentos científicos de la navegación, gracias, por un lado, a los saberes teóricos en matemáticas, astronomía, geografía, historia natural y filosofía natural; por otro, tanto a los saberes prácticos en arquitectura, ingeniería, arte militar, beneficio de minerales, albeitería, como a las ocupaciones pragmáticas, según el profesor López Piñero. Las aportaciones de portugueses y españoles fueron fundamentales en el inicio de la tecnología moderna sobre la navegación, que conllevaron además descubrimientos tanto de nuevas tierras, como de seguridad en las comunicaciones y tránsitos. Tras las primigenias obras de Martín Fernández de Enciso (1519), Francisco Falero (1535) y Alonso Chaves, surgieron las de Pedro de Medina (1545) y Martín Cortés (1551), que sobrepasaron los rudimentos científicos de aquéllos, siendo verdaderas aportaciones científicas, tanto por su concepción como por su extensión. Precisamente Pedro de Medina (1493-1567), entre otras obras, publicó “Libro de grandezas y cosas memorables de España” (1548), cuyo capítulo CXLII lo dedicó a Cartagena, intitulándolo “De la provincia y muy noble ciudad de Cartagena”, donde se lee “Este es el mejor puerto de mar de España y aún tengo que uno de los mejores del mundo que ahora se saben”. En otras ocasiones, Murcia y Cartagena estuvieron presentes en la historiografía de la navegación y en la aventura americana, baste recordar la estancia de Cristóbal Colón en Cartagena (1473-1476) enrolado en la flota de Renato de Anjou o la de los Reyes Católicos en Murcia (1488), que les proporcionará -más tarde- para la gesta del ultramar al intérprete Luís de Torres, al pintor Diego Pérez y a los pilotos Juan de Cartagena, Jerónimo Gálvez, Macián del Poyo. Y, especialmente, al nuevo descubridor de derroteros y tierras Juan Fernández (1536-1599), a quien se debe la mejor y más rápida comunicación entre Perú y Chile y el hallazgo del archipiélago de su nombre (1574). Actualmente, el puerto de Cartagena espera, seria y pacientemente, su relanzamiento como “verdadero parque científico náutico” del Mediterráneo, como señal inequívoca de futuro de la Región de Murcia.