Columnas
Por el Prof. Dr. D. Rafael Arana Castillo, académico numerario
Desde pequeños nos han enseñado que todos los seres de la naturaleza se agrupan en tres reinos: animal, vegetal y mineral, considerando a este último como algo estable e inanimado. En rigor esto no es cierto. Los minerales, que son los componentes de las rocas, se originan en procesos naturales muy complejos y en unas condiciones de presión y temperatura muy alejadas de las que se encuentran en la actualidad, por lo que tienden lentamente a adaptarse a esas nuevas condiciones a través de una serie de transformaciones que pueden cambiar totalmente su identidad. El análisis de las características de un afloramiento rocoso nos permite obtener una información detallada sobre sus condiciones de formación y, de hecho, conocemos con bastante detalle toda la evolución de nuestro planeta a lo largo de más de 3.700 millones de años. Entre los diferentes métodos de estudio aplicados a los materiales terrestres destaca la microscopía de polarización, que hace el papel de un detective incansable para desentrañar todos los procesos que han afectado a un mineral o roca desde su formación. Descubre, además, un mundo nuevo, el mundo microscópico, con una belleza extraordinaria en las propiedades morfológicas y texturales de los materiales y revela toda su historia.
Las transformaciones de las rocas, en la superficie terrestre, son muy importantes y guardan una estrecha relación con las condiciones medioambientales. El tema es mucho más importante en lo relativo a la estabilidad de los materiales naturales empleados en la construcción de monumentos históricos, seriamente afectados por la contaminación, hecho conocido como “mal de la piedra”, que consiste en importantes modificaciones en la naturaleza de los materiales (pérdida de cohesión, coloraciones anómalas, descamaciones, fracturaciones, pátinas, etc.), que van destruyendo progresivamente la roca. La humanidad es consciente de que el patrimonio artístico que hemos heredado de nuestros antepasados pertenece también a las generaciones futuras, por lo que debemos mantenerlo y preservarlo. Por ello, en las últimas décadas se ha desarrollado una investigación muy importante sobre las causas del deterioro que presentan numerosos monumentos históricos, y que en algunos casos ha adquirido una situación de verdadera alarma. En la Región de Murcia la alteración de materiales se observa de forma especial en los monumentos más significativos: catedral, teatro romano de Cartagena, Palacio Episcopal, Palacio de Guevara, Colegiata de San Patricio de Lorca, Santuario de Veracruz e Iglesia del Salvador en Caravaca y otros, sobre los que ya se han realizado estudios de gran interés en los últimos años.