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null Química en las alturas

Al embarcar en un avión de pasajeros, una vez superado el incómodo ajetreo buscando nuestro asiento y acomodo para el escaso equipaje que en estos tiempos nos permiten llevar, el personal de cabina pide nuestra atención para enumerar las normas de seguridad, entre las que se encuentran instrucciones para el caso de una despresurización de la cabina. Se informa al pasajero que, en tal circunstancia, se desplegaría sobre su asiento una máscara que debe activar mediante un tirón y aplicar en la cara para respirar. Esta norma es necesaria pues los aviones comerciales vuelan a una altitud de crucero en torno a los 10.000 metros donde el aire contiene muy poco oxígeno. El déficit de gas vital en el organismo origina hipoxia, que si se prolonga causa inconsciencia y daños muy severos.

Cuando el pasajero escucha estas indicaciones, casi con seguridad piensa que tales máscaras estarán conectadas a algún depósito de oxígeno, pero no es así. Llevar a bordo el gas en recipientes apropiados para un elevado número de pasajeros no es conveniente, entre otras razones por su peso. Tan solo el piloto y sus ayudantes directos disponen de máscaras que mediante un sistema centralizado y muy perfeccionado les proporcionan oxígeno si es necesario. En el caso del pasaje suele recurrirse a un dispositivo sencillo y eficaz: un generador químico de oxígeno. Se trata de un recipiente colocado sobre los asientos al que están unidas las máscaras. Cuando un pasajero tira de su máscara, un percutor provoca una pequeña detonación que produce la energía necesaria para iniciar una reacción química en el interior del recipiente. El producto activo de estos dispositivos suele ser clorato sódico, que se descompone por encima de los 300ºC en oxígeno y cloruro sódico, reacción exotérmica que produce mucho calor. El sistema proporciona gas durante unos 15 minutos, tiempo suficiente para que el piloto descienda el aparato hasta unos 3.000 metros, altitud en la que el pasajero puede respirar con normalidad.

La ciencia y la tecnología se han empleado a fondo y están en continua evolución para que volar sea un medio de transporte muy seguro. La ciencia química ha contribuido en muchos aspectos innovadores, como el desarrollo de nuevos materiales y combustible.  En otros, como el aquí comentado, ha bastado con recurrir a la química clásica, sencilla en su fundamento, pero eficaz como en muchas otras facetas de la vida cotidiana que el ciudadano desconoce.