Columnas
¿Son fiables las predicciones estadísticas? Lógicamente, como profesor de Probabilidad y Estadística y director del Departamento de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Murcia debo contestar que sí. Pero hay que tener algunas precauciones. Igual que uno no se operaría sin que haya un cirujano al mando, no debemos fiarnos de las predicciones realizadas por investigadores que no tienen formación estadística. Recientemente, se ha criticado (con razón) a un decano de matemáticas, por proponer una cura contra el cáncer sin ser médico. De igual forma, los estudios estadísticos deberían estar supervisados por profesionales del tema que conocen sus fundamentos y limitaciones, comprueban sus hipótesis, calculan las probabilidades de sus errores, etc. La popularización de los programas gratuitos de estadística ha aumentado la tentación de aplicar un procedimiento estadístico sin conocer sus fundamentos.
Bajo estas condiciones, en algunos casos, podemos dar buenas predicciones siempre con un pequeño margen de error y mientras se mantengan condiciones similares a las de los datos usados en el estudio. No debemos fiarnos de predicciones a muy largo plazo que no se basen en datos similares y estables en el tiempo. Muchas de estas predicciones se basan en modelos lineales (rectas) que, a corto plazo y dentro de unos márgenes, dan muy buenos resultados, pero que a largo plazo dan predicciones irreales (o muy grandes, o muy pequeñas). Como vimos durante la pandemia, las tendencias pueden cambiar con el paso del tiempo. En otros casos puede resultar imposible dar predicciones fiables. Por ejemplo, el año pasado se pidió a un programa que predijera el número de la lotería de Navidad y este dio un número (el que más se había repetido con los datos que tenía). ¿Acertó? Pues no, porque es imposible dar una predicción fiable (todos los números tienen la misma probabilidad de ocurrir).
Tampoco debemos fiarnos de las predicciones muy favorables a los intereses de los que encargan la encuesta. Aquí se produce el error de sesgo por el que solo se publicarán las predicciones favorables, ocultando las desfavorables. El sentido común siempre es un buen aliado para detectar estos fallos.
Acabo esta columna con una reivindicación radical: las asignaturas de estadística en los grados y másteres de la universidad deberían ser impartidas por profesores de estadística.