Columnas
Sea mi primera columna la carta de presentación de mi investigación. La Química Organometálica se encuentra en la intersección entre dos mundos que aparentemente no tienen nada en común: la Química Orgánica y la Química Inorgánica. De hecho, cuando se definen lo hacen excluyéndose la una a la otra. ¿Qué es la Química Orgánica? La que estudia el carbono y sus compuestos… ¿Qué es la Inorgánica? La que estudia el resto de los elementos (que son 117 actualmente) y sus compuestos. Es importante que sepan que, de esos 117 elementos, 91 son metales (otro día les hablaré de ellos). Pero, ¿qué pasa con los compuestos que tienen simultáneamente carbono y otro elemento? (Les desafío a que encuentren un compuesto formado solo por carbono.) ¿Quién los estudia? No les ocultaré que este tema puede ser objeto de controversia entre los químicos. Hemos llegado casi a un acuerdo, relativamente complicado de resumir y que no les explicaré. Parte de ese acuerdo ha sido crear un campo de estudio común: la Química Organometálica, que se ocupa de los compuestos que contienen un enlace carbono-metal. Y a eso me dedico como investigadora. A buscar nuevas maneras de preparar compuestos que contengan este tipo de enlace. A sintetizar compuestos organometálicos y estudiar su reactividad y sus aplicaciones. ¿Y por qué son interesantes?
Recurriré a sus conocimientos de química cotidianos… El butano (C4H10) es un compuesto orgánico sencillo: sólo contiene enlaces C-C y C-H. Lo llamamos una cadena alifática. También es un compuesto muy poco reactivo: un gas que podemos transportar y manipular sin riesgo. Su única reacción útil es la combustión. Por lo demás, es muy difícil de transformar en otros compuestos, ya que los enlaces C-C y C-H son muy difíciles de romper. Pero ahora, sustituyan de alguna manera (pregunten a un químico organometálico) un H por un Li (que es un metal alcalino): tendrán el butil-litio (C4H9Li o BuLi), un compuesto muy parecido al butano en estructura, pero con una reactividad completamente distinta. El BuLi reacciona prácticamente con todo, hasta con trazas de vapor de agua. Y el litio puede ser fácilmente sustituido por otros fragmentos para crear nuevos enlaces (C-O, C-N, C-Cl…). ¿Se dan cuenta de la utilidad? Sustituyendo H por un metal se puede cambiar la reactividad de una sustancia dramáticamente. Pues eso: ponga un metal (alcalino) en su cadena (alifática) y cambiará su vida, quiero decir, su reactividad.