Artículos Académicos

null Planetas habitables

La precisión de los modernos dispositivos astronómicos ha hecho posible la detección de planetas fuera del sistema solar orbitando alrededor de estrellas cercanas. Este descubrimiento nos lleva a plantearnos la importantísima cuestión de si hay vida en otros planetas. Dicha vida podría presentarse en formas muy distintas a las nuestras y darse, por tanto, en condiciones totalmente diferentes a las de la Tierra. Por otra parte, es razonable pensar que la probabilidad de encontrar vida sea mayor en planetas con condiciones similares a las nuestras. La condición fundamental es que posean agua y es probable que ello ocurra cuando el planeta tenga un tamaño similar al terrestre y esté a una distancia de su estrella del orden de la separación entre el Sol y la Tierra. La detección de planetas grandes es mucho más fácil que la de pequeños pues aquellos perturban más el movimiento de su estrella y también modifican más la luminosidad de ésta cuando pasan por delante. La NASA lanzó hace casi cinco años el telescopio espacial Kepler con el objetivo primordial de buscar satélites similares a la Tierra. Se trata de un dispositivo tremendamente sofisticado, con unos mecanismos de estabilidad muy eficientes y con unos aparatos de detección extremadamente sensibles, capaces de distinguir los cambios infinitesimales producidos por planetas como el terrestre al cruzar por delante de sus estrellas respectivas. El análisis de los datos enviados por Kepler durante los primeros tres años y medio de su viaje nos dice que casi la cuarta parte de las estrellas similares al Sol tienen planetas parecidos a la Tierra. Esta abundancia de planetas con condiciones adecuadas para la vida es mucho mayor de lo que se suponía. Antes se pensaba que un sistema solar como el nuestro debía ser más bien una excepción, afortunada para nosotros, mientras que los nuevos datos nos dicen que nuestras características son bastante comunes. Tan comunes que se estima que debería haber algún planeta habitable a tan solo una distancia de doce años luz de nosotros. Desafortunadamente, la rotura de uno de los mecanismos de estabilidad del telescopio Kepler lo ha inhabilitado para continuar con esta búsqueda tan interesante y tendremos que esperar algunos años hasta que surja una nueva iniciativa en esta dirección.