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null Nobel de Física: misterios al descubierto

       El Premio Nobel de Física 2025 ha sido otorgado a John Clarke, Michel Devoret y John Martinis por un logro que desafía la intuición, al demostrar que las extrañas reglas de la Mecánica Cuántica, normalmente reservadas al mundo invisible de las partículas subatómicas (microscópicas), pueden observarse en sistemas macroscópicos, perceptibles a simple vista.

El Comité Nobel destacó que estos experimentos, realizados en las décadas de los ochenta y noventa, abrieron el camino hacia tecnologías que hoy resultan indispensables, desde los teléfonos inteligentes hasta la fibra óptica, y que también cimentaron las bases de la computación cuántica, un campo que promete revolucionar el procesamiento de la información, porque hoy en día no hay ninguna tecnología avanzada que no tenga relación con la mecánica cuántica.

Los tres científicos fueron reconocidos por demostrar dos propiedades fundamentales de la Física Cuántica en un circuito visible, como es la tunelización cuántica y la cuantización de la energía. Hasta hace bien poco, estos fenómenos solo se habían observado en partículas individuales o en sistemas minúsculos, microscópicos. En la tunelización cuántica, una partícula puede atravesar una barrera sin poseer energía suficiente para hacerlo, como si “pasara” mágicamente al otro lado por un túnel imaginario. En la cuantización, con Planck como primer escéptico, pese a proponerla, la energía no fluye de forma continua, sino en paquetes discretos, llamados cuantos.

Clarke, Devoret y Martinis lograron hacer visibles estos fenómenos en un chip superconductor, un circuito capaz de conducir corriente sin resistencia eléctrica. Descubrieron que la corriente podía “atraparse” en un estado sin tensión, como si estuviera detrás de una barrera invisible y luego por efecto túnel (“tunelizar”) hacia un estado de tensión distinto, demostrando la existencia de un comportamiento cuántico en un sistema tangible. También observaron que la corriente absorbía luz solo en determinadas frecuencias, confirmando la cuantización energética del sistema. Estos resultados no solo confirmaron experimentalmente los fundamentos de la Física Cuántica, sino que ofrecieron un modelo razonable para los qubits, las unidades básicas de información en los ordenadores cuánticos.

         En definitiva, este Nobel reconoce no solo un descubrimiento experimental, sino una transformación conceptual, como es la demostración de que las fronteras entre lo visible y lo invisible pueden disolverse con ingenio y paciencia. Gracias a sus hallazgos, el extraño mundo cuántico ha dejado de ser una curiosidad teórica para convertirse en el fundamento de la tecnología del futuro.