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null Movernos por el mundo como función de nuestro cerebro

El cerebro ajusta las funciones de los órganos de nuestro cuerpo, manteniéndonos vivos. Sin embargo, las plantas nos enseñan que no es necesario tener un cerebro para vivir. Las neuronas emergen evolutivamente en el momento en que los seres vivos pluricelulares comienzan a moverse en su entorno. Qué hacer, y de qué huir, requiere la contribución de células especializadas -las neuronas- que controlen los movimientos y analicen señales pertinentes para elegir la conducta óptima para cada situación. Una vez que las primeras neuronas surgieron en los invertebrados (hay gusanos que tienen solamente 200-300 neuronas), su potencial para maximizar la supervivencia presidió los siguientes pasos evolutivos. El invento del cerebro en los vertebrados condujo al nuestro, hiperdesarrollado, poblado con billones de neuronas. No conocemos nada que sea más complejo que nuestro propio cerebro. Independientemente de su complejidad, la función primordial de nuestro cerebro sigue siendo la de controlar nuestra conducta. Se distinguen tres tipos de procesamiento de información. Hay neuronas que reconocen el estado de las otras células y los fluidos de nuestro organismo. Ejecutan el control visceral de los diversos procesos necesarios para la vida: hormonas, metabolismo, circulación, respiración, inmunidad, etc. Diversos aparatos sensoriales reproducen internamente datos sobre la relación de nuestro cuerpo con el mundo. Ello permite un control sensorial de nuestra posición, postura y movimiento en tiempo real. Parte de la información sensorial es memorizada para uso futuro como conocimiento consciente e inconsciente. Finalmente, tenemos numerosas neuronas dedicadas al control cognitivo de nuestra conducta. Éstas adquieren una riqueza particular en los primates y en el hombre. El control cognitivo implica un elaborado modelo interno del mundo y de nosotros mismos que permite predecir en base a la experiencia el futuro a corto, medio o largo plazo. Podemos crear conceptos y resolver mentalmente problemas que nos preocupan. Nuestra mente consciente es apoyada por inmensos recursos inconscientes. En el mundo actual, tales datos se complementan con los existentes en registro escrito, museístico o digital a nivel mundial. Hemos llegado lejos, muy lejos, de la mano de la evolución y la cultura, pero aun necesitamos decidir qué hacer en el mundo, ahora ampliado a los mundos virtuales culturales. La medida moral de lo que hacemos resulta de nuestra evaluación cultural de las consecuencias de nuestros actos. Nuestra conducta adquiere así tintes supra-personales. Quién diría que aquellas pocas neuronas del principio, millones de años atrás, darían tanto de sí!