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El metano es el principal componente del gas natural que consumimos. También es el gas de los pantanos y el temible grisú de las minas. Sin embargo, resulta poco conocido que el 95% del metano presente en nuestro planeta es de origen biológico, y que tan solo un 5% procede de reacciones geoquímicas. Durante miles de millones de años unos microorganismos, denominados arqueas metanogénicas, han estado produciendo este gas en ambientes anaerobios formando los inmensos depósitos de metano que hoy utilizamos. Incluso ahora, estos minúsculos seres continúan formando metano en nuestro intestino y en el aparato digestivo de casi todos los animales, además de producirlo en ambientes naturales con fermentaciones en ausencia de oxígeno. Las arqueas no son exactamente bacterias clásicas, pero se las puede considerar primas hermanas. Estas arqueas forman metano a partir de dióxido de carbono y de hidrógeno molecular mediante reacciones metabólicas singulares.
Desde los famosos canales marcianos observados por Schiaparelli y Lowell, la presencia de vida en Marte ha sido motivo de controversia. Descartada la presencia de vida inteligente, el tema se ha centrado en la existencia de vida microbiana en el planeta. En los últimos años varias agencias espaciales con programas de investigación en Marte han confirmado independientemente la presencia de metano en este planeta. Si los esquemas vitales en Marte fueran similares a los de la Tierra, esto podría indicar alguna forma de vida en la superficie marciana con un 95% de probabilidad. En nuestro planeta, el metano formado por las arqueas metanogénicas escapa como gas desde zonas profundas alcanzando ambientes aerobios, donde es oxidado, no solo por el hombre, sino también por bacterias denominadas metanotrofas, de modo que se establece un ciclo natural de producción y consumo, excepto para el metano que queda confinado en formaciones geológicas profundas. Lo notable del metano en Marte es que su nivel de concentración parece sufrir cambios estacionales, lo que plantea una notable incógnita. Como la atmósfera de Marte carece de oxígeno no pueden existir bacterias similares a las metanotrofas terrestres, aunque sí arqueas metanogénicas, por lo que, con arreglo a lo conocido, las variaciones de concentración no se pueden explicar fácilmente en términos biológicos. Una explicación alternativa, es la existencia de procesos geológicos periódicos en el planeta rojo, o la descomposición del gas por radiaciones solares intermitentes, pero la relevancia de estos fenómenos resulta desconocida. Resolver estas cuestiones ayudará a comprender los límites de la vida en el universo.