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null Medicina del mañana

En la Columna de la Academia abordo unas reflexiones personales acerca de la medicina que se nos avecina. Algunos podrían pensar que lo que planteo tiene un alto contenido de ciencia ficción, a esas personas les pediría reflexionar de lo que vivimos hace treinta años cuando nos planteábamos la misma cuestión. Los avances tecnológicos, las ciencias básicas y su orientación para resolver problemas clínicos se convirtieron en ayudas de gran valor para esclarecer mecanismos de enfermedad e incorporar nuevos procedimientos diagnósticos y terapéuticos. En 2003, se mapeó el genoma humano, que marcó el inicio de la medicina de precisión dando lugar a una revolución en el diagnóstico y tratamiento de un amplio abanico de enfermedades. La inmunología viene colaborando con la incorporación de la inmunoterapia en cáncer, enfermedades hematológicas, autoinmunes, etc. Recientemente la irrupción de la terapia celular y el rápido desarrollo de las vacunas de ARNm son también ejemplos de los logros alcanzados. Paralelamente, avances en el diagnóstico aplicando técnicas de imagen (PET-TAC, etc). El desarrollo de la telemedicina. La implantación de algoritmos de inteligencia artificial (IA) que están facilitando los procedimientos diagnósticos, terapéuticos e incluso la relación médico-paciente. Todo ello es fruto de la convergencia de la ciencia básica aplicada a la resolución de problemas clínicos, conocida como investigación traslacional.  ¿Pensábamos alcanzar todo eso hace treinta años?

La investigación traslacional se ha intensificado notablemente, de ahí que los resultados se multiplicarán. El futuro nos deparará la transición de un modelo sanitario pasivo/reactivo a uno proactivo, personalizado y preventivo. Viviremos con fuerza la medicina multi-ómica —integrando genómica, transcriptómica, proteómica y metabolómica— con la intención de predecir los riesgos individuales de enfermedad. El registro continuo de biomarcadores a través de biosensores portátiles e implantables facilitarán intervenciones tempranas, mucho antes de que aparezcan signos y síntomas. La medicina personalizada ocupará cada vez más su lugar y los tratamientos se adaptarán a la combinación del perfil genético con el patrón de microbioma y con los datos de salud personal que estarán disponibles a tempo real. La utilización de muchas de estas herramientas ayudará a abordar patologías crónicas y complejas facilitando la atención interdisciplinaria e integral.

          Abordar ese futuro conllevará una serie importantes de retos, desde la formación de los futuros médicos a la adaptación de los profesionales maduros a la nueva realidad. También, un problema no menor será evaluar el sostenimiento económico, asegurar que estas innovaciones tengan accesibilidad universal y siempre orientada a la mejora de la salud.