Columnas
Las Cortes Españolas, como preparación al apoyo español al Año Mundial de las Matemáticas (año 2000), elaboraron un documento donde, sin rubor, se afirmaba que las Matemáticas están en el centro de nuestra cultura y su historia se confunde, a menudo, con la de la filosofía. De igual modo que las teorías cosmológicas y de la evolución han ejercido notable influencia en la concepción que los humanos tenemos de nosotros mismos, las geometrías no euclídeas han permitido nuevas ideas sobre el universo y los teoremas de la lógica matemática han puesto de manifiesto las limitaciones del método deductivo. Las Matemáticas las utilizamos en la vida cotidiana y son necesarias para comprender y analizar la abundante información que nos llega. Pero su uso va mucho más allá: en todas las ramas del saber humano se recurre a modelos matemáticos, y no sólo en la física, sino que, gracias a los ordenadores, las Matemáticas se aplican a todas las disciplinas, estando en la base de las ingenierías, las tecnologías más avanzadas de los vuelos espaciales, las modernas técnicas de diagnóstico médico, como la tomografía axial computadorizada o por positrones, la meteorología, la nanotecnología, la biodiversidad, los estudios financieros, la genómica y proteómica,… “Las Matemáticas tienen, desde hace veinticinco siglos, un papel relevante en la educación intelectual de la juventud. Las Matemáticas son lógica, precisión, rigor, abstracción, formalización y belleza, y se espera que a través de esas cualidades se alcance la capacidad de discernir lo esencial de lo accesorio, el aprecio por la obra intelectualmente bella y la valoración del potencial de la ciencia. Todas las materias escolares deben contribuir al cultivo y desarrollo de la inteligencia, los sentimientos y la personalidad, pero a las Matemáticas corresponde un lugar destacado en la formación de la inteligencia”. Es muy loable tal declaración, pero, lamentablemente, se han desperdiciado siete excelentes años. A pesar de todo, los matemáticos sacamos buen provecho de aquella oportunidad que nos ofreció la UNESCO, para culminar en Madrid 2006 con el Congreso Internacional de Matemáticos, donde la Matemática Española recibió el aplauso unánime mundial. En aquel marco incomparable, Juan Luis Vázquez, Premio Nacional de Investigación 2003 en el área de Matemática y Tecnologías de la Información, afirmaba “el Libro de la Naturaleza se abre ante nosotros para que lo admiremos en su infinita, cambiante y sorprendente belleza; la Matemática es el lenguaje de la Ciencia para comprenderlo”. Más claro, imposible.