Columnas
Los microbios se asocian tradicionalmente a enfermedades infecciosas -y ahora a la guerra biológica- y pocos se percatan de los beneficios que obtenemos de muchas especies microbianas, desde la elaboración de alimentos a la producción de antibióticos, pasando por la lucha contra contaminantes ambientales. Los medios de comunicación han informado ampliamente del genoma (serie completa de genes) del hombre y otros organismos “superiores”. Pero pocos saben que fueron investigaciones con “humildes” bacterias y otros microbios, iniciadas alrededor de 1940, las que permitieron identificar la propia naturaleza química de los genes (DNA) y desentrañar cómo se reproducen de generación en generación y cómo determinan la forma y funcionamiento característicos de los individuos de cada especie, además de entender su capacidad de cambio (mutación), que explica en ultima instancia la diversificación y evolución de las especies. Más aún, es de ciertas bacterias de donde obtenemos muchas herramientas moleculares -“tijeras” y “pegamento” para cortar y pegar a voluntad moléculas de DNA, “copiadoras” que reproducen cualquier gen en el tubo de ensayo, etc.- que permiten las manipulaciones genéticas actuales, incluyendo el propio análisis de los genomas.
El genoma de las bacterias es unas mil veces menor que el nuestro. Ello facilita su estudio y explica que el primer genoma completo conocido fuera el de una bacteria. Sin merecer la atención de los del hombre o el ratón, se han publicado ya los genomas de unas cien especies bacterianas. Éstas han sido escogidas por distintas razones, que serían difíciles de resumir aquí. En cualquier caso, disponer de la lista completa de genes de tantas bacterias ha permitido que un grupo de investigadores (http://www.biomedcentral.com/147-2148/3/2) reconstruya la historia evolutiva de los genes bacterianos y haya deducido el genoma (sólo 572 genes) del primer ancestro común de las bacterias y, por tanto, de todos los seres vivos (la evolución de los “procariotas”, que incluyen a las bacterias y un grupo de microbios llamados “arqueas”, precedió a la de los “eucariotas”, animales y plantas). En términos sencillos, el genoma del ancestro común (LUCA, de Last Universal Common Ancestor) se ha predicho en base a los genes comunes a todas las especies bacterianas actuales, genes que nuestros conocimientos bioquímicos confirman como esenciales para la vida actual. Es una idea discutible, pero un ejemplo más de que seguiremos aprendiendo de los modestos microbios que nos rodean.