Columnas
Las tertulias sobre los temas más dispares son una tradición que se resiste a desaparecer pese al avance de competidores virtuales en los foros de internet. En los últimos años, en varios países europeos y en Estados Unidos se han ido popularizado los llamados “café scientifiques”. Se trata de una especie de tertulias sobre diversos temas científicos, o del impacto de esos temas científicos en la sociedad. Se suelen desarrollar en lugares públicos, cafés, bares o librerías, pero siempre fuera de las universidades y de los centros de investigación, con la idea de sacar la ciencia fuera de los laboratorios. El formato es simple: un ponente presenta el tema del día, que puede ser desde el futuro de la fusión como posible fuente inagotable de energía, a las consideraciones éticas del uso de células madre. Después comienza la tertulia propiamente dicha con las intervenciones de los asistentes. La interacción directa es la forma más eficaz de mejorar la percepción que de la ciencia tienen los participantes.
La Academia de Ciencias ha promovido una iniciativa similar, en lo que creo es el primer “café científico” de España. Desde la Academia esperamos que a los cafés les suceda lo mismo que a algunas buenas novelas o películas, que con poca publicidad se convierten en éxitos, gracias a la transmisión “boca a boca”.
En el primer café se habló sobre Topología y su influencia en entender la forma del universo, de las proteínas o de la córnea. Para el próximo día 14 de Diciembre, en lo que será el segundo café, queremos discutir hasta qué punto los ciudadanos están dispuestos a gastar el dinero de sus impuestos en financiar la ciencia. Aunque todo el mundo parece dar por sentado que nuestro sistema de ciencia y tecnología necesita más recursos, a la hora de priorizar: ¿donde quedaría la ciencia?; y sí el ciudadano pudiera elegir, ¿qué tipo de ciencia financiaría?, o ¿cuál no lo haría?. En esta línea de discusión, si los recursos fueran ilimitados, ¿tendría límite el conocimiento que podríamos generar? Y supongo que habrá tiempo para comentar otros aspectos como quién debe beneficiarse del nuevo conocimiento generado…
Aprovecho esta columna para invitar a todos los lectores que tengan interés o curiosidad a acercarse a estos cafés de la ciencia cada segundo martes de mes, a las 4 y media de la tarde, en el altillo de la cafetería Yaiza, calle Santa Teresa 17 en Murcia. Tomen nota y hasta pronto.