Artículos Académicos
A pesar del espectacular avance que se ha producido en la identificación de genes y vías metabólicas relacionadas con el proceso de envejecimiento y/o con la posibilidad de prolongar la “longevidad”, lo cierto es que estos aún no son concluyentes e incluso en algunos casos, como por ejemplo, el de los genes que codifican las sirtuinas, llamados “genes de longevidad” los resultados pueden ser útiles para un envejecimiento saludable pero no para un incremento en la longevidad. Este hecho es un reflejo más de la importancia que en el avance científico tiene el redirigir y el profundizar en la investigación sobre un determinado tema. Otro de los ejemplos que actualmente son objeto de cierta controversia, es el relacionado con la históricamente denominada “teoría del envejecimiento por radicales libres mitocondriales” Esta teoría propone que las especies reactivas del oxígeno (ROS en inglés) como el agua oxigenada o los radicales libres superóxido, producidas en la respiración mitocondrial, causan daños oxidativos a proteínas, lípidos y al ADN (material genético) mitocondrial. A su vez este daño estimula una producción incrementada de ROS en las mitocondrias y de este modo el proceso recuerda un “ciclo viciado” que finalmente conduce al deterioro celular y del organismo. Sin embargo mientras que hay certeza de que varios tipos de daño se acumulan con la edad, aún no se ha establecido cómo puede la acumulación y el tipo de daño y de molécula dañada, determinar el incremento exponencial del riesgo de muerte en función del tiempo transcurrido, es decir la velocidad del envejecimiento. En este sentido, un número importante de estudios recientes han demostrado que muchas de las condiciones que producen aumentos de las ROS mitocondriales no acortan la longevidad en animales como el nematodo Caenorabditis elegans o en ratones, y lo que es aún mucho más interesante, se ha comprobado que niveles moderados de ROS en mitocondrias “promueven” la longevidad. Estas ROS actuarían modulando la función mitocondrial, influyendo en una disminución de la respiración por un mecanismo aún no identificado, si bien estos resultados suponen una evidencia crítica de la teoría del envejecimiento por las ROS mitocondriales. Considerando que C. elegans es el organismo que más ha aportado al conocimiento del proceso de envejecimiento y ya que muchos de los procesos reguladores del envejecimiento en este nematodo están conservados en mamíferos y humanos, el descubrimiento del mecanismo responsable de la extensión de la longevidad por las ROS mitocondriales constituye un reto fascinante.