Columnas
Celebramos hoy el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Los Días Internacionales sirven, entre otros propósitos, para informar al público sobre cuestiones de interés, movilizar la voluntad política y los recursos para abordar problemas mundiales y celebrar y reforzar los logros de la humanidad. Permítanme, por tanto, que les informe del problema, comparta con ustedes algunos logros en este campo y movilice su voluntad de ayudar.
Empecemos por los logros. En los últimos 15 años ha habido una evolución notable de las políticas de igualdad en I+D+I en España, influida por el impulso normativo que la igualdad de género ha tenido a nivel nacional. Los datos de la Unidad de Mujeres y Ciencia (Ministerio de Ciencia e Innovación; abril de 2021) avalan las siguientes tendencias positivas: 1) hay un aumento paulatino de la presencia de investigadoras en el país, alcanzando actualmente el 41% del personal investigador, por encima de la media europea; 2) hay un aumento de la presencia de mujeres en estados avanzados de la carrera investigadora (24% de catedráticas y 44% de profesoras titulares); y 3) hay una ligera mejora en la presencia de mujeres en los puestos de toma de decisiones.
A pesar de estos incrementos, seguimos teniendo problemas por resolver: 1) las mujeres no participan de forma igualitaria en la toma de decisiones en el sistema de ciencia (23% de rectoras); 2) aunque la proporción de investigadoras solicitantes en convocatorias de proyectos de I+D va en aumento, tienen menores tasas de éxito (43% en 2019) que los hombres (48%) y reciben proporcionalmente menos financiación; 3) las estructuras de igualdad y protocolos contra el acoso por razones de sexo no son todavía una realidad en todas las universidades.
A todos esos datos podemos sumarle otro hecho: las mujeres están infrarrepresentadas en algunas áreas científicas. Siguen siendo minoría en la informática, la tecnología de la información digital, la física, las matemáticas y la ingeniería. Menos del 13% de las investigadoras trabaja en estas áreas dentro de la Enseñanza Superior y de la Administración Pública. Son precisamente estos campos los que están impulsando la revolución digital y, por tanto, muchos de los empleos del futuro.
La igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano. Todos podemos colaborar para aprovechar el enorme talento sin explotar de nuestro mundo, empezando por abrir las puertas de las aulas, los laboratorios y los consejos de administración a las mujeres de ciencia.