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null La mujer y la niña en la ciencia: ¿qué puedo hacer yo?

Hay estereotipos y prejuicios que han penetrado tan profundamente en nuestra sociedad que nos va a costar mucho tiempo erradicarlos. Cuando se habla de ciencia, seguro que nos vienen a la mente el nombre de tres, cuatro o incluso diez científicos. ¿Alguna vez se ha acordado del nombre de una mujer, sin tener que pensar expresamente en ello? No se preocupe, es un problema común. La contribución de las mujeres a la ciencia es proporcional al número de ellas que la ha practicado. Hasta el siglo XX, la participación de las mujeres en la Ciencia era casi anecdótica y sus aportaciones muy escasas (aunque no debemos olvidar algunas excepciones sobresalientes). Pero esa excusa ha perdido hoy en día su validez. Desde hace más de cinco lustros, un enorme número de mujeres han realizado aportaciones valiosísimas al desarrollo del conocimiento científico: ¿identifica usted alguna?

Para normalizar la imagen de la mujer científica y fomentar la vocación científica en las niñas, la UNESCO declaró el día 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Los organismos oficiales se vuelcan en la realización de actividades: mesas redondas, conferencias, concursos… La UPCT ha promovido una votación para elegir el nombre de la científica que se grabará en la fachada de su edificio de I+D+i (Carolina Herschel, Lise Meitner, Margarita Salas o Rosalyn Yalow). Pero quizá, usted quiera hacer algo más; quizá usted quiera participar activamente en esta campaña. Le propongo cuatro sencillas actividades que puede llevar a cabo en su vida cotidiana. (1) La próxima vez que cuente un chiste de científicos, cambie el género del protagonista y haga que sea una mujer. (2) Averigüe qué tienen en común la hija de Lord Byron, Hedy Lamarr y Marie Skłodowska-Curie. Añada otro nombre a esta lista y proponga ese pequeño juego la próxima vez que, en una reunión de conocidos, el tema de conversación decaiga. (3) Regale un objeto científico a una niña de su familia (no espere que se lo pida): una lupa, un microscopio, un juego de química o uno de construcciones. (4) Cuando quiera entretener a su hija en casa, transforme la cocina en un laboratorio de química: no se puede imaginar la cantidad de experimentos divertidos que se pueden hacer con agua, azúcar, vinagre, bicarbonato, colorante alimentario y un poco de imaginación.

Anímese. Entre todos podemos terminar pronto con los estereotipos científicos.