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null La moderna Alquimia

El término algoritmo hace referencia al lugar de nacimiento de un famoso matemático persa del siglo IX que hizo importantes contribuciones al cálculo numérico. La Real Academia Española lo define como un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. La definición es muy amplia ya que puede enmarcarse en diferentes entornos, tan distintos como la resolución de un problema en el ámbito matemático o de la computación, que es lo que la mayoría entiende, o la preparación de una receta de cocina que parte de unos ingredientes y que tras diversas operaciones ejecutadas en orden lleva al resultado final. Si aceptamos esta generosa visión, podría establecerse cierto paralelismo entre la moderna inteligencia artificial (IA) que aplica algoritmos para aprender, tomar decisiones y resolver problemas basados en datos y la clásica Alquimia. En esta última también se aplicaban procedimientos repetitivos en la búsqueda del objetivo. Hoy en día, los desarrolladores de la IA no emplean hornos o alambiques sino algoritmos con gigantescas cantidades de datos para alcanzar su propósito. Los alquimistas clásicos no trabajaban con datos sino con procedimientos ordenados, repetidos con admirable insistencia para buscar la esencia de la Verdad, la quinta esencia de la materia y la transmutación de los metales en oro. Este último objetivo es desde luego compartido por ambas metodologías porque hoy en día los responsables de la IA han conseguido transformar nuestros datos en ese preciado metal. La similitud puede ampliarse a través del carácter mágico que los profanos en Alquimia le atribuían, pues también el profano actual de la IA llega a pensar en ese atributo cuando se asombra con los resultados que se consiguen.

          Por el contrario, puede argumentarse como una diferencia esencial que la Alquimia no tenía una base científica, producto de pensadores con hipótesis basadas en las leyes de la naturaleza, sino tan solo la observación atenta de lo que ocurría al manipular la materia de forma repetitiva guiada por principios erróneos. Sin embargo, la IA parte de teorías científicas bien desarrolladas con leyes establecidas, y su éxito se basa en el tratamiento de una enorme cantidad de información que permite llegar a resultados ocultos no observables directamente por la mente humana. La Alquimia fue una importante puerta de entrada a una nueva Ciencia: la Química. La IA significa, entre otras cosas, una nueva y auténticamente revolucionaria forma de hacer Ciencia. Quizás formular la similitud con algunos reparos no sea un total desatino.