Pensándolo bien...

null LA ILUSIÓN DEL TIEMPO

La Termodinámica se ha aplicado a todos los campos, tanto la Clásica como la Estadística que introdujera Boltzmann. No han escapado a esta aplicación los procesos cuánticos o los relacionados con el campo electromagnético. En cambio, pasa más desapercibido la aplicación de la Termodinámica a la gravedad. No cabe duda que en el campo gravitatorio se dispersa calor, pero no se sabe muy bien como acontece el proceso. En el caso del campo electromagnético se supone que la radiación electromagnética, cuando se calienta, las ondas vibran al azar repartiéndose la energía y se concibe como un gas de fotones que se mueven como si fueran moléculas en un recinto caliente. No es fácil concebir un campo gravitatorio caliente. Si el campo gravitatorio en el propio espacio (o espacio-tiempo) cuando se difunde calor será el propio espacio-tiempo el que vibre. Otra cosa es, como apunta Rovelli, que dispongamos de las ecuaciones para describir la vibración térmica del espacio-tiempo.

La flecha del tiempo la introdujo en 1927 el astrónomo británico Arthur Eddington que introdujo una referencia a la dirección en el tiempo de un universo relativista, en cuatro dimensiones. Se refiere a la dirección en que discurre desde el pasado hasta el futuro, pasando por el presente y con una característica, no obstante, irreversibilidad, por tanto, hay una asimetría entre un pasado inmutable y un futuro incierto. Quizás, la coincidencia con la apreciación parcial del mismo por los seres humanos, está en la raíz de la extraordinaria aceptación que tuvo la idea, que llega impoluta a nuestros días, aun cuando es insatisfactoria su consideración. La cuestión de fonda radica en la física clásica y la filosofía que en los siglos XIX y XX alimentaron el concepto. Todas las fórmulas físicas expresan la variación de variables con el tiempo. Pero hay otras alternativas, como expresar las variaciones con la posición o con otras variables de acuerdo con el campo de interés. El sabor de una paella en términos del fumé utilizado, por ejemplo. La cuestión es que hay que considerar una diferencia palpable. El fumé o la cantidad de azúcar de un café no discurren como la variable tiempo. No se nos ocurre concebirlas de esta forma.

El marco del tiempo es muy diferente del resto de variables. El tiempo incluye un presente, un ahora ¿qué es? No hay ninguna ley que defina el ahora. El espacio sí que asigna una posición concreta al aquí, que es función de quien lo introduzca, es relativo, por tanto. Pero ahora también es relativo a quien lo introduce. El afirmar que las cosas que son ahora, existen y que las demás no (por pasado o por futuro) no tiene ninguna razón de ser; la misma que afirmar que aquí existe algo y en otra parte del Universo no. El presente es subjetivo, como lo es el aquí. La relatividad restringida muestra que el presente es subjetivo. La idea de un presente objetivo en el Universo no es aceptable y el discurrir del tiempo tampoco. Ya escribió Einstein sobre esta ilusión.

Independientemente de todo esto, la percepción nuestra es que el tiempo discurre. No es concebible un mundo sin el concurso del tiempo. Esto lleva a que desde la filosofía se descalifique, por ejemplo los heideggerianos, la Física, por no reflejar la realidad y generar confusión. Lo cierto y verdad, como Rovelli afirma, la intuición ya se reveló incapaz en muchas ocasiones en el pasado y costó mucho superar algunos episodios, como el giro en torno al Sol y mil cosas más en que se recurría al mundo mágico o chamánico. Las cosas no tienen por qué ser como nos parecen. Los positivistas erraron al entregar todo papel interpretativo a los sentidos. Una cuchara en el interior de un vaso de agua, parece romperse. No es recomendable moverse, exclusivamente por la intuición, claro está. La Ciencia se hace, por muchos y poco a poco, con parsimonia.

El interrogante sobre el discurrir del tiempo, encuentra explicación en la relación entre calor y tiempo. Como dijimos en otra parte, solo cuando hay calor en juego, hay diferencia entre pasado y futuro. El calor tiene que ver con la probabilidad y con nuestra incapacidad de conocer los detalles de la realidad. El fluir del tiempo no emerge de aquí, sino que borbotea de la Estadística y de la Termodinámica. Los fenómenos estadísticos que no son invariantes en el tiempo son los que construyen nuestra memoria y nuestra conciencia. Nosotros no somos “superseres” que lo vemos todo, como si solamente existiera un bloque de pasado, presente y futuro, como reclamaba Laplace cuando propició el Determinismo Filosófico. Nosotros solamente vemos una pequeña ventana del mundo y de esta visión parcial, limitada, desenfocada surge la percepción del discurrir del tiempo.

Hawking, aclaró algo este extremo, al mostrar que los agujeros negros siempre están calientes, como si fueran una extraordinaria estufa. El espacio es caliente. Nadie lo ha demostrado nunca. Deriva de un efecto cuántico de naturaleza gravitatoria, los cuantos gravitatorios, como si fueran moléculas vibrando que calientan la superficie de los agujeros negros generando el calor propio de éstos. En un tema de este tipo, como apunta Rovelli, están implicadas la Mecánica Estadística, la Relatividad General y la Termodinámica. La gravedad cuántica implica a dos de ellas, pero todavía no hay un tratamiento en el que intervengan las tres y habrá que esperar para la contestación definitiva al interrogante de la Flecha del tiempo, con la Ilusión del Tiempo que lleva implícita.