Columnas
El que esto escribe es un sexagenario, y científico de profesión, catedrático de universidad por más señas. Me he decidido a tratar un tema que me preocupa hace mucho, que es la enseñanza de las ciencias en la ESO y el Bachillerato. Seré explícito: me parece calamitosa. Nos sorprende en la Universidad que haya cada vez menos gente dispuesta a dedicarse a la ciencia. La clave, en mi opinión, hay que buscarla en la enseñanza de las ciencias antes de la universidad. Hay que comparar cómo se enseñaban, por ejemplo, la física o la química cuando yo era un niño, y cómo se enseñan ahora. La diferencia es que no hay ninguna diferencia. En los dos casos el procedimiento es lamentable. Nosotros empezábamos a estudiar química con litio-sodio-potasio-rubidio etc. Hace 10 años o 15 pude comprobar con espanto, que mis hijas empezaban a estudiar química con 14 tiernos años con: litio-sodio-potasio-rubidio-cesio… y eso sí, el segundo día: berilio-magnesio-calcio-estroncio, etc. Y, por lo que me cuentan, el sistema de “enseñanza” sigue invariable.
La diferencia en el método de enseñanza no es ninguna, pero en cambio la sociedad de hoy no se parece en absoluto a la de mi infancia. Cuando yo estudiaba eso no había televisión en mi casa, ni casi en ninguna casa. Nosotros no conocíamos más mundos que el del colegio, el del pueblo y el de algunos libros ilustrados con “santos”. No se parece en nada al mundo actual. ¿Cómo podemos esperar que un chico o una chica medianamente despabilado se dedique a memorizar la lista de los elementos químicos pudiendo jugar con el ordenador a lo que sea, mucho más interesante? ¿Acaso no hay otra manera de presentar la química? ¿No se puede presentar la química, la primera clase de química, hablando de alimentación, del medio ambiente, hablando de la composición de los seres vivos, que son todos temas esencialmente químicos? Pues no se hace, y eso lo estamos pagando.
Vamos a decirlo con claridad, la enseñanza de las ciencias en los niveles iniciales no tiene que ser enseñanza, tiene que ser… ¡proselitismo! Hay que engatusar a nuestros hijos para que vean lo mejor que hay en el mundo , hay que “engañarles” para que ellos por sí mismos alcancen la verdad, una verdad como una casa, y es que no hay nada en este mundo tan divertido como hacer ciencia, nada ni remotamente parecido.