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La esclerosis múltiple (EM) -una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso- es la segunda causa de discapacidad tras los accidentes de tráfico. De origen incierto, la EM afecta a casi 3 millones de personas en el mundo, unos 50.000 en España. Los síntomas aparecen a los 20-40 años, y con más frecuencia en mujeres. Los pacientes con EM muestran daños en las neuronas, con axones no funcionales por pérdida de la vaina de mielina que envuelve y protege las fibras nerviosas.
Las pruebas sugieren que el virus Epstein-Barr (VEB) infecta a las células inmunes (linfocitos B), y cuando eso ocurre -y sólo en algunas personas- los linfocitos cambian de ‘defensores’ a ‘atacantes’, pues generan anticuerpos contra la propia mielina. A medida que se dañan las vainas de mielina, los nervios motores dejan de trasmitir señales desde el cerebro/médula espinal a las extremidades y al resto del cuerpo. En ocasiones, el enfermo queda postrado en silla de ruedas.
Un estudio realizado en USA con unos 10 millones de militares, en los últimos 20 años, aporta datos sólidos que apoyan la relación causa-efecto entre el virus VEB y el riesgo de contraer la esclerosis múltiple. El VEB ocasiona la mononucleosis infecciosa (la “enfermedad del beso”, pues se transmite por la saliva). Pero lo cierto es que: 1) el 95% de la población mundial ha sido infectada por el VEB en algún momento de su vida; 2) el virus VEB puede permanecer en las personas en ‘estado dormido’; y 3) la gran mayoría del público no desarrolla la esclerosis. Lo anterior demuestra que –además del VEB- otros factores deben intervenir en el desarrollo de la esclerosis. Entre los factores propuestos figuran una predisposición genética, otros virus parecidos al del herpes, cambios en la flora intestinal, la obesidad, la falta de vitamina D, los traumatismos cráneo-encefálicos… La EM no tiene cura, pero las terapias con anticuerpos monoclonales anti-CD20 o con interferón logran frenar la enfermedad. Ciertos dispositivos mecánicos (exoesqueletos), permiten el desplazamiento, mejorando el estado físico y anímico del paciente.
Si la infección por VEB es condición necesaria para desencadenar la esclerosis, junto a factores genéticos y ambientales, la administración de fármacos antivirales o vacunas en la infancia podría rebajar los casos de esclerosis múltiple y, eventualmente, erradicar la enfermedad. La empresa Moderna ha comenzado las pruebas en humanos de una vacuna contra el VEB.