Pensándolo bien...

null ESCENARIO AL QUE ARRIBÓ ALFONSO X

Escribe Alfonso Carmona que había una madrasa (escuela) en Murcia, donde al-Riqüti enseñó en la lengua de cada uno, a musulmanes, cristianos y judíos, pero no sabemos con certeza cuál era el carácter de esa institución de enseñanza superior. De esta corta y bastante imprecisa noticia de la Ihata han sacado conclusiones, quizás, excesivas, algunos autores que han llegado a ver en esta madrasa la primera Universidad de Murcia y el de Ricote su primer rector.

Alfonso X llegó a pedirle personalmente (así lo dice Ibn al-Jatib), que se convirtiera a cristianismo, con la promesa de que, de ese modo, alcanzaría ante él aún más alto rango. En fecha que ignoramos, el sabio marchó al exilio granadino, llamado por el segundo sultán nazarí, abú Abd Allah Muhammad, que gobernó de 671/1273 a 701/1292. Allí recibió los más altos honores, ocupó, por ejemplo, la residencia que luego sería la del propio Ibn al-Jatib, y allí murió en fecha no conocida.

Ricote tiene un origen histórico situado a principios del siglo VIII, con el inicio de la invasión musulmana. El periodo Andalusí fue muy fecundo. Uno de los caudillos mas importantes del siglo XIII fue Ibn Hud, que se levantó contra los almohades en 1224 y aglutinó a buena parte de Al-Andalus. En 1243 en el Tratado de Alcaraz, la Taifa de Murcia se incorporó a Castilla como protectorado, pero Ricote se resistió y tuvo que ser sometida por las armas.

Mohámed Ibn Ahmed Ibn Abubéquer Al-Ricotí nació en Ricote, en el relevante periodo del siglo XIII. En torno al siglo IX se habían instalado una comunidad de místicos (ulemas) de la que Al-Ricoti asumió pensamiento y cultura. En el siglo XIII, Murcia era un protectorado castellano en el que convivían musulmanes, judíos y cristianos, como era frecuente en todas las latitudes del territorio. Al-Ricoti emergió como uno de los científicos más grandes de la época en este mundo hispano-musulmán. Destacó en geometría, lógica, aritmética, derecho, teología, retórica, lógica, dialéctica, música y medicina. Enseñaba a gentes, de todas las religiones, las ciencias que cultivaba y como dominaba hebreo, latín y romance, utilizaba con cada uno su propia lengua.

El todavía Infante Don Alfonso entró en Murcia de forma pacífica el 1 de mayo de 1243 tomando el Alcázar Mayor para establecer una guarnición militar y a partir de ese momento van llegando cristianos se sitúan en un arrabal murado, denominada Arrixaca. En este momento llevó a Al-Ricoti a la capital. Respetó su condición social y derechos y fundó una Madrassa. El Rey intentaba que se convirtiera al cristianismo, incluso con promesas de recompensa, pero según Gaspar Remiro, Al-Ricoti contestó que "Toda mi vida he servido a un solo Dios y no he podido cumplir lo que se le debe; ¿qué sería de mí si hubiese de servir a tres, como me pide el Rey".

En 1252, tras la muerte de Fernando III, el príncipe Alfonso llegó a ser Rey de Castilla y puso empeño en pacificar el Levante español. Las condiciones del Tratado de Alcaraz, al no ser respetadas ni por el Rey ni por su corte, provocaron protestas de la población musulmana. En el fondo, el Rey pretendía incrementar y asegurar asentamientos cristianos y garantizar el dominio castellano sobre el Reino de Murcia. Todo esto provocó la sublevación mudéjar de 1264 en la que tanto la capital como otras villas, pasaron a manos de los sublevados. El rey Alfonso X demandó ayuda a su suegro Jaime I el Conquistador, quien reconquistó la ciudad de Murcia en 1266, en el que el Reino de Murcia pasó definitivamente a manos castellanas. No pierde tiempo e instala una Orden de Predicadores (dominicos) constituyendo un Estudio de Lenguas Orientales, que fue beligerante con los no cristianos en el debate teológico. Esto incentivó la venida de numerosos sabios cristianos. El Rey Sabio insistía en la conversión de Al-Ricoti, y por el contrario, éste no creía que fuera un elemento importante tal cosa, sosteniendo que la cultura y el pensamiento no requería inmiscuir la religión y, de hecho, colaboraba con las Instituciones de Estudio de la época. Este factor supuso no solo insistencia, sino agobio que incomodó a Al-Ricoti y no se resistió a una invitación del monarca de Granada, para desplazarse a esta ciudad, donde fue recibido con toda dignidad y estima y regentó una Madrassa similar a la que dejó en Murcia.

Nunca sabremos la real historia, porque salvo haberla vivido, y aun así siempre cometeríamos parcialidades, pero no habiéndola vivido, con solo darle importancia a unas pruebas documentales, sesgamos, aunque no lo queramos la interpretación de los hechos. Siempre la Historia está del lado de los vencedores. No es una postura, es una realidad. Sin ir más lejos, la personalidad y crédito de Alfonso X, oscurece cualquier otra circunstancia de importancia en la Murcia Medieval. Lo sucedido con Al-Ricoti no es mera anécdota, sino un elemento que hace pensar sobre lo que pudo ocurrir en una época en que la presión religiosa pudo dar al traste con progresos culturales, sociales e incluso económicos, oscurecidos por la interpretación dominante. No hay mucho conocido que nos pueda desvelar la Historia de la cristianización de Murcia. Evidentemente, la componente religiosa era una parte, pero se erigió en protagonista del todo, lamentablemente.

Como comenta detalladamente en la obra  Relieves de las mesas, acerca de las delicias de la comida y los diferentes platos, cuyo autor es Ibn Razin y la traducción debida Manuela Marín, en 1960 se presenta una Tesis doctoral presentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense por Fernando de la Granja, “La cocina arábigo - andaluza según un manuscrito inédito”, cuyo autor era Ibn Razin, aunque solamente documentaba que era de origen murciano y la época que vivió. Distintas publicaciones posteriores perfilan la vida del sabio de Murcia. Su abuelo descendía de la tribu árabe de Tugib, de la Región de Segura, de acomodada posición, pues se cita que tenía esclavos y se conoce a uno que liberó y llegó a casarse con una de sus hijas, y posteriormente tuvo un papel importante en la vida de Ibn Razin.

Entre 1227 y 1229 se trasladó la familia a Murcia cuando se iniciaba la expansión cristiana en especial por el Levante español. Las comunidades mudéjares se mantienen, pero las élites musulmanas tienen tendencia a abandonar su residencia y marchar a otros territorios más amables para los musulmanes, incluido el norte de África u Oriente Próximo. En este contexto se traslada a Murcia. Recibe una educación propia de las familias acomodadas. Su padre murió siendo niño y se encargó de él su primo, el hijo del esclavo anteriormente citado liberado por su abuelo, y de su tia paterna. Este dirigió sus estudios en Murcia. El primo Ahmad ya era considerado sabio con reputación, había estudiado con varios maestros y llegó a ser juez en Murcia, Denia y Alicante, entre otras importantes ciudades y después lo sería en Ceuta. Ibn Razin lo consideró su maestro, del que más aprendió. Ibn Razin estudia el Corán, las lecturas coránicas y los fundamentos de derecho, Tradiciones Proféticas y la biografía del Profeta.

Cuando Murcia se incorpora a Castilla por el pacto de vasallaje aludido, empiezan a cambiar las perspectivas profesionales. Tras la conversión de Murcia en un estado mudéjar, su primo y él permanecen algunos años en Murcia y en 1245 completó sus estudios de una de las obras de al-Dani, que es un tratado de lecturas coránicas. En torno a 1247-1248 consideraron que el grupo social al que pertenecían no tenía salida en un entorno cristiano, Antes de cumplir 20 años abandona Ibn Razin Al-Andalus, acompañado de su primo Ahmad b. Nabil y se instalan en Ceuta, donde éste último fue nombrado juez en 1270. Ibn Razin continúa los estudios con maestros locales y toma contacto con emigrados andalusíes muy acreditados, como Ibn Amira, que falleció en 1259. En 1252 Ibn Razin abandona Ceuta y se instala en Bugía, en la costa hoy argelina, separándose definitivamente de su primo. No se sabe nada de los motivos. Se lanza a buscar una posición social e intelectual. Bugía pertenecía a Túnez y era su capital y atrajo a muchos emigrantes que contribuyeron al desarrollo social y cultural; allí estudió con eminentes maestros y de nuevo coincidió con Ibn Amira. Con Ibn al Abbar se sumergió en las bellas letras árabes y en la composición poética y en la Historia, disciplinas en las que a Abbar destacó de forma prominente. Su anterior formación religiosa la completó ahora, lo que le permitía aspirar a un puesto en la administración y acceder a la sabiduría polifacética. En 1259 abandona Bugía y se instala de nuevo en Túnez, con 30 años y pensando que aquí alcanzaría más fácilmente un puesto en la administración.

Consta que en los años 1286 y 1287 el sabio ceutí Ibn Rusayd visitó y trató con Ibn Razin en Túnez y que Ibn Razin estaba casado y formado una familia, había logrado la fama y escrito toda su obra, aunque no alcanzó la posición que anhelaba cuando llegó a Túnez, como deja patente el sabio ceutí. Su fama como hombre cultivado y maestro en diversas disciplinas atrajo a numerosos magrebíes que pasaban o iban a Túnez, que lo califican de sabio en diversas disciplinas y transmitir enseñanzas de alta calidad. Murió en Túnez el 12 de Julio de 1293.

Como Manuela Marín refiere en el Prólogo del libro Relieves de las mesas, acerca de las delicias de la comida y los diferentes platos, cuyo autor es Ibn Razin, al margen de as dificultades en reconstruir la biografía de Ibn Razin, debemos integrarla en una experiencia común que adquiere características generales para todo un periodo histórico: la diáspora de las élit4es andalusíes forzada por el avance conquistador de los reinos cristianos de la península ibérica que llevó a los grupos sociales mas privilegiados a abandonar la Península Ibérica, buscando refugio en el Norte de África y en Oriente Medio. El itinerario de Ibn Razin plasma las dificultades en insertarse en una sociedad, Ceuta, Bugía, Túnez, distinta de la suya por muy musulmanes que fueran, tanto como Al-Andalus, con hábitos culturales diferentes. La diáspora comenzó su itinerario mucho antes de la conquista de Granada en 1492, como queda patente con Ibn Razin. No se suele hablar de la gran pérdida de capital social que sufrió España con la pérdida de las élites intelectuales y sociales, como consecuencia de la conquista.

De las obras de Ibn Razin, solo se conocen unos pocos títulos: sus poesías y sus epístolas se recogieron en sendos volúmenes, que se han perdido, como el catálogo y relación de sus maestros. Debieron darse otras obras literarias con intención historiográfica, como se desprende de los títulos y de otros documentos escritos con el estilo de los secretarios de cancillería. En suma solamente se conocen los títulos y es difícil valorar solamente a partir de los títulos. Si es posible entrever que sus obras tienen como destinatarios los círculos sociales e intelectuales que frecuentaba nuestro sabio, situados lejos del círculo de los ulemas del comienzo de su vida. No es extraño, por tanto, no es nada raro encontrar un recetario gastronómico, que es lo único que se ha conservado: Relieves de las mesas, acerca de las delicias de la comida y los diferentes platos.

De La Fudala, como se le denomina coloquialmente a esta obra, han llegado a nuestros días dos ejemplares que están en la Real Academia en la Historia en Madrid y en la Biblioteca de la Universidad de Tubinga. Según se acredita, se debió escribir entre 1238 en que se conquistó Valencia y 1243 cuando se incorporó Murcia a la corona de Castilla. Como deja Granja en su Tesis Doctoral, esta conclusión de una frase que deja escrita el propio Ibn Razin, cuando habla el puré de arroz: “Este puré no es común, excepto en mi ciudad, Murcia o Valencia, Dios la devuelva al Islam, que se caracterizan por el cultivo y abundancia del arroz a diferencia del resto de regiones de Al-Andalus”. Pero abandonó Murcia con 27 años, como sabemos ahora y no es razonable que lo hubiera compuesto antes de salir. En otras recetas hay referencias a Túnez o Bugia, con lo que lo fue componiendo a lo largo de años. Hay constancia de libros de gastronomía en árabe en el siglo VIII, otro en el siglo X y en 1239, este debido a al-Bagdadi. Posteriormente otros orientales en los siglos XIII y XVI. Después constan la Fudala de Ibn Razin y un compendio anónimo. Forman parte del escenario almohade preocupado por la escenificación y la presencia pública, del mundo cortesano que hay que preparar para que sepa comportarse y esté iniciado en los menesteres de departir públicamente. El público al que va dirigido la Fudala es selecto y escogido. El libro destila los elementos necesarios para ello, aclara cuestiones, indica forma de desenvolverse, transmite su experiencia, anima a tener paciencia y habilidad para las confecciones y, por tanto, no es un recetario usual, como los otros. No suele dar pesos y medidas, como en la actualidad y utiliza las unidades de tiempo de un rato, un poco, cuando veas que está a punto, etc. La capacidad y experiencia del cocinero sabrá acertar con lo apropiado.

Son conocidas las publicaciones de libros de cocina más antiguos como Tabletas culinarias Yale (1700 aC); De re coquinaria (siglo IV-V) de Apicius; Kitab al-Ṭabīḫ (siglo X); Kitab al-Ṭabīḫ (siglo 13), otra recopilación distinta, debida a al-Baghdadi, un tomo culinario del período abasí, el manuscrito fue escrito en 1226 y la única copia original reside en Estambul; Le Viandier (1300 DC); Llibre de Sent Sovi (1324); un libro de cocina catalán escrito en 1324, Llibre de Sent Sovi, o el Libro de Sent Sovi en inglés, es el manuscrito culinario más antiguo que queda de tipo. El autor de Llibre de Sent Sovi es completamente anónimo; Yinshan Zhengyao (1330); Daz buch von guter spise (El libro de la buena comida) (1350); La Forma de Cury (Formas de cocinar) (1390 AD); Le Ménagier de Paris (The Householder of Paris) (1393).

De este listado se deduce una consecuencia importante: en primer lugar, por la fecha de su elaboración es el libro más antiguo debido a un autor español, en este caso andalusí y muy anterior al anónimo titulado Llibre de Sent Soví que vio la luz en 1324. Solo tienen mayor antigüedad las tablillas mesopotámicas de Yale, el libro de Apicius y los de Al-Tahib, del siglo X y la recopilación de Al-Baghdadi de 1226, casi coetáneo con el de 1238 de Ibn Razin. Mucho antes, por tanto del de Ruperto de Nola, cuya primera edición es de 1520 en catalán y basado en el Llibre de Sent Sovi. Una auténtica primicia identificar que la obra de Ibn Razin es el libro de gastronomía más auténtico de un autor español (andalusí) y compitiendo con los mas antiguos reconocidos. Todo un hito de un murciano, en gran medida olvidado, ignorado y falto de trabajo y estudio por parte de los que se dedican a estas cosas.

La importancia del libro radica en que aun teniendo pocas referencias a otras fuentes de información, en el prólogo indica que se debe a su propia experiencia y conocimientos. La única cita que incluye se refiere a un médico Ivan Ganab (siglo XI) que produjo un libro sobre la explicación de los medicamentos. Recurre en casos a médicos como autoridad para usar los recipientes y el orden conveniente de ingesta de los alimentos o tratamientos agronómicos como la obtención del aceite. Una introducción y 428 recetas componen la obra.

Algunas de ellas sirven para desmentir creencias instaladas sin fundamento, que las operaciones de marketing han elevado a categoría de referencia sin sustento que lo justifique. Una de ellas refiere como confeccionar el pescado a la sal,           que lejos de deberse a pescadores contemporáneos, ya se practicaba en el siglo XIII, con un lecho de sal en una teja de las que hoy llamamos romanas que se cubría finalmente con sal y se introducía en el horno. Otra revolucionaria es la descripción de una tortilla que en el siglo XVI adoptarían los franceses como propia, con esa denominación, cuando llevaba tres siglos rodando por el mundo. La preocupación por comer alimentos saludables, la destila por doquier, como elemento importante de la ingesta humana. Mucho después, y por otros derroteros muy diferentes,Ihata se daría a la luz la alimentación saludable.