Columnas
El gran aumento en esperanza de vida que los humanos vienen experimentando en las últimas décadas lleva consigo la aparición de problemas de salud que no tenían anteriormente lugar. Entre ellos están la demencia senil, el incremento de la aparición de tumores y muchos otros. Entre estos últimos hay algunos como la osteoporosis al que se le ha venido prestando una gran atención desde hace tiempo, por facilitar las fracturas óseas lo que disminuye la capacidad de valerse por sí mismos. Esta pérdida de autonomía puede venir provocada también por la pérdida de masa muscular lo que se conoce como sarcopenia y que disminuye la capacidad de agarre de las personas y aumenta su tendencia a sufrir caídas. La pérdida de fuerza muscular comienza a los 30 años pero se acelera muy importantemente a partir de los 60. Se considera que para la gran mayoría de la población se cruza un umbral crítico de deterioro a partir de los 85. La aparición de la sarcopenia parece ir en paralelo a la disminución de hormonas como testosterona, hormona del crecimiento o estrógenos, pérdida de neuronas que estimulan los músculos, la infiltración de grasa en el músculo, la resistencia a insulina, la inactividad física, deficiencia en vitamina D y la no ingesta de proteínas. Entre las medidas o tratamientos que se pueden adoptar para paliar este problema se ha investigado el ejercicio físico y parece que los que favorecen el aumento de masa muscular pueden ser positivos. En general se recomienda el ejercicio físico, que no solo es positivo para este problema sino para la salud en general. Una medida que parece tener un efecto positivo a este respecto es la ingesta de proteínas, que debe aumentarse en la vejez. Los tratamientos farmacológicos aún no se han investigado en profundidad, pero parece que los fármacos que aumenten la sensibilidad a la testosterona podrían ser convenientes. Unas moléculas que pueden ser importantes en este contexto son las mioquinas, reguladores secretados por el músculo que pueden regular el crecimiento del propio músculo y también de otros tejidos al pasar a la sangre, interviniendo en el envejecimiento del organismo en general. Será necesario conocer bien sus efectos y diseñar fármacos que puedan modular su actividad. Sin duda que en próximos años este problema atraerá mucha atención y dada la tendencia a que aumente la población de la tercera edad, muchos investigadores se ocuparán de encontrar tratamientos efectivos para la sarcopenia.