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La encapsulación molecular es una técnica utilizada para proteger, liberar o modificar las propiedades de una sustancia mediante su inclusión dentro de otra estructura a través de interacciones físicas o químicas. Esta estrategia permite mejorar la estabilidad, solubilidad y biodisponibilidad de diferentes compuestos activos como es el caso de ácidos grasos, estilbenos, vitaminas, etc. Además, los sistemas de encapsulación molecular pueden diseñarse para liberar las moléculas huésped en condiciones específicas, como cambios de pH, temperatura o la presencia de enzimas.
Las estructuras encapsulantes pueden ser de diferentes tipos, incluyendo: i) micelas y liposomas (estructuras esféricas formadas por fosfolípidos); ii) ciclodextrinas (oligosacáridos con estructura cíclica que forman complejos de inclusión con diversas moléculas); iii) nanoesponjas (redes porosas insolubles constituidas por la unión de diversas ciclodextrinas unidas entre sí); iv) hidrogeles y biopolímeros.
Las aplicaciones de la encapsulación molecular son muy diversas. En el ámbito de la medicina y la farmacología, esta técnica es clave para mejorar la eficacia de los tratamientos. Permite proteger principios activos de la degradación prematura, mejorar su absorción en el organismo y controlar su liberación. Un ejemplo es el uso de liposomas en fármacos contra el cáncer, lo que reduce la toxicidad y aumenta su efectividad.
En la industria alimentaria, esta técnica se emplea para proteger ingredientes sensibles, como antioxidantes y probióticos, de factores ambientales como la luz, el oxígeno y la temperatura. Así, la encapsulación molecular permite enriquecer alimentos funcionales de naturaleza hidrofílica con compuestos poco solubles en agua.
En la industria cosmética, la encapsulación molecular se usa para mejorar la absorción y efectividad de ingredientes activos como retinoides y antioxidantes en cremas y lociones. Además, permite la liberación progresiva de fragancias en perfumes y desodorantes.
En el campo de la nanotecnología, la encapsulación molecular se explora para desarrollar sensores, recubrimientos inteligentes y materiales con propiedades mejoradas. Por ejemplo, en el sector textil, se han desarrollado fibras con microcápsulas que liberan sustancias antimicrobianas o repelentes de insectos.
A pesar de sus numerosas ventajas, la encapsulación molecular presenta grandes desafíos como la optimización de los materiales encapsulantes, la reducción de costos de producción y la mejora en la eficiencia de liberación controlada. Una vez superados estos retos, la encapsulación molecular jugará también un papel crucial en la medicina personalizada, la agricultura sostenible y el diseño de nuevos materiales funcionales, consolidándose como una herramienta esencial para la innovación científica y tecnológica.