Columnas
Hace un año escribía en esta misma columna (8/02/2020) la incertidumbre y preocupación consecuente a la información que nos llegaba sobre la neumonía de Wuhan y la necesidad de abordar las zoonosis desde una visión “One Health”. Apenas llegaban noticias de un coronavirus, el SARS-CoV-2, que se sumaba a los 6 coronavirus existentes que afectaban a los humanos y a las decenas que afectan a los animales domésticos, viejos conocidos de los virólogos veterinarios por su complejidad y, en ocasiones, su errático e impredecible comportamiento y agresividad.
One Health, una sola salud, es una visión que permite, desde el conocimiento multidisciplinar, aunar la salud humana, animal y medioambiental para poner coto a las zoonosis, esas enfermedades que se transmiten desde los animales a los humanos, y que a buen seguro irán en aumento en los próximos años con la globalización de nuestra actividad.
Hace unos días, y más de un año después de las primeras noticias, con más de dos millones de fallecidos y más de 100 millones de contagios como consecuencia de esta gravísima pandemia conocida como COVID19, aterrizaba en Wuhan con muchas dificultades un equipo “One Health” enviado por la Organización Mundial de la Salud, para tratar de determinar las causas por las que un coronavirus, presente de forma natural en el murciélago de herradura, había sido capaz de saltar de especie y generar la mayor pandemia de las últimas generaciones. Expertos en virología, sanidad animal, salud humana o epidemiología tratarán de encontrar “la aguja en el pajar”, más aún con el primer humano infectado, el paciente cero, sin identificar. Es importante conocer el camino, los posibles hospedadores intermedios y mutaciones que ha experimentado el SARS-CoV2 para ser capaz de colonizar y multiplicarse de este modo tan exponencial en el organismo humano.
Como también es urgente determinar los posibles cambios en la virulencia o transmisibilidad de las nuevas variantes del SARS-CoV2, las existentes y las nuevas que irán apareciendo, en tanto que el elevado número de personas infectadas a nivel mundial incrementa la posibilidad de que el virus mute y aparezcan nuevas variantes adicionales. Del mismo modo, es necesario monitorizar los cambios que se están produciendo en el coronavirus en las infecciones que acontecen en algunos animales, especialmente los más susceptibles como los mustélidos, y que están afectando a las granjas de visones a nivel mundial. Y evitar malas praxis que favorezcan la aparición de variantes que escapen a las estrategias de diagnóstico y control.
Un ejemplo más de que solo desde una estrategia “One Health” podremos entender por qué se producen estas zoonosis capaces de transformarse en pandemias, cómo interactúan los virus con el entorno, así como las mejores prácticas posibles para su control.