Columnas
Un concepto básico en ecología es el de recurso, referido a todo aquello que un ser vivo necesita para vivir y desarrollar sus funciones. Como los recursos son limitados y los organismos tienden a crecer y proliferar, es inevitable que tarde o temprano compitan por ellos. El principio de exclusión competitiva establece que cuando dos especies presentan un solapamiento importante de los recursos que utilizan, una de ellas terminará desapareciendo. Esto conduce a una carrera interminable de adaptaciones para ser más eficientes en su utilización y más competitivos. Este es el motor de la evolución y el planteamiento básico de la teoría de Darwin. Pero como en las guerras todos los que participan pierden, más allá de esta lucha armamentística, la mejor estrategia consiste en evitar la competencia, explotando recursos que otros no utilizan. Esto da lugar a adaptaciones especializadas, que favorecen la aparición de especies diferenciadas.
Al hablar de recursos, generalmente, pensamos en elementos tangibles, como la radiación solar y el alimento, que aportan energía, o los materiales y oligoelementos vitales con los que nos construimos, o el espacio y los hábitats que ofrece. En las sociedades humanas pensamos rápidamente en el dinero. Pero, siendo estos evidentes, uno de los recursos más importantes es el tiempo. Todo proceso requiere un tiempo mínimo para completarse y si éste no está disponible, cualquier intento de desarrollo es imposible. Esto hace del tiempo uno de los factores más limitantes para los seres vivos. En la pingüinera de la isla Decepción, en la Antártida, cuando la visitamos hacia el final del verano, la mayoría de los pingüinos habían iniciado ya la migración, pero aún había madres alimentando a pollos ya muy crecidos que, sin embargo, no sobrevivirían… no podrían acumular suficientes reservas de grasa antes de que llegara el invierno. Las distintas especies de peces diseñan sus estrategias de crecimiento y reproducción en función de su esperanza de vida. Cuanto mayor es esta, más tiempo dedican a crecer antes de reproducirse por primera vez, así podrán dedicar más recursos energéticos a dejar la mayor descendencia posible. Incluso dentro de la misma especie, como en los sargos de la reserva marina de Cabo de Palos, que cambian de sexo (son primero machos y cuando han crecido lo suficiente pasan a ser hembras, pues producir esperma requiere menos energía que generar huevos con vitelo), el simple hecho de que la protección contra la pesca les alarga la vida, se traduce en que dediquen más tiempo a crecer y retrasen la edad de primera madurez sexual y el cambio de sexo. Sabemos que para mantener la salud, se necesita un tiempo mínimo de descanso y de sueño. Es evidente que una manera sutil, pero demoledora, de reducir las posibilidades de supervivencia de un ser vivo es robarle tiempo. Entre humanos, una estrategia competitiva es hacer perder tiempo al contrario en tareas absurdas. No es raro que algunos nos planteemos jubilarnos para poder trabajar.