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null El nombre de las bacterias

En un millonario concurso televisivo de amplia audiencia, cuyo título recuerda la explosión de una bomba, se preguntó hace unas semanas cuál era el nombre de la bacteria que produce la tosferina, una enfermedad infantil infecciosa de las vías respiratorias. Como era presumible, y tal vez porque entre los integrantes del equipo interrogado no había médicos o personas relacionadas con actividades sanitarias, los concursantes no pudieron responder correctamente que la bacteria causante es Bordetella pertussis, un microorganismo cuyo único huésped es el ser humano. Como en el caso de otras bacterias, este curioso nombre y el de la enfermedad que origina tienen su historia. Todos los seres vivos, incluidas las bacterias, se designan científicamente por dos palabras latinas siguiendo la nomenclatura linneana, el género y la especie.

El género Bordetella debe su nombre al personaje que hace ahora alrededor de cien años recibió el premio Nobel de Fisiología y Medicina por descubrir la elusiva bacteria asociada a la hasta entonces misteriosa enfermedad. Se trata del belga Jules Bordet, que obtuvo el premio Nobel en 1919 tras un paréntesis de varios años sin que la academia sueca concediera dicho premio debido al desarrollo de la Primera Guerra Mundial. La palabra tosferina (o tos ferina) deriva del latín «tussis ferina» (tos de fiera salvaje) porque un síntoma característico de la enfermedad son los sonidos parecidos a un rugido animal que acompañan a la tos convulsiva. La especie B. pertussis resalta precisamente esos violentos brotes de tos.

En otros tiempos, la tosferina se llamó también «coqueluche». Esta denominación parece ser la adaptación española de una palabra de origen francés derivada del latín «cucullus» (capucha). Se dice que en Francia se obligaba a las personas enfermas de tosferina a cubrirse con una capucha, lo que pudo dar lugar al nombre francés de la enfermedad y a su versión española. Otros creen que tal denominación está relacionada con el vocablo francés «coq» (gallo) porque los episodios de tos espasmódica suelen culminar con una especie de inspiración que recuerda el canto del gallo. Finalmente, hay quien relaciona este nombre con «coquelicot» (amapola), ya que para detener las crisis de tos se empleaba tintura de opio, extraída de la amapola.

Sea cual sea el origen de esta sinonimia, hoy estamos por fortuna normalmente inmunizados contra esta enfermedad infecciosa pues la vacuna triple bacteriana nos protege simultáneamente contra la difteria, el tétanos y la tosferina.