Artículos Académicos
Las bacterias son los seres vivos más simples por la limitada información contenida en su ADN. Sin embargo, son también los más antiguos y representan por tanto los sistemas biológicos que más tiempo han tenido para desarrollar estrategias evolutivas de adaptación. La noción de que las bacterias son capaces de comunicarse entre sí ha ampliado el concepto inicial de simplicidad y revelado aspectos fascinantes de los ambientes microscópicos. En vez de hablar y escuchar, las bacterias intercambian moléculas específicas que actúan como señales percibidas por otras células. Utilizan una especie de lenguaje químico con significación muy precisa. En los ambientes naturales existen muchas bacterias diferentes que usan diferentes clases de moléculas de comunicación. Hay moléculas de lenguaje intraespecífico, captadas sólo por receptores de bacterias de la misma especie que las produce, y otras interespecíficas, reconocidas por todo tipo de bacterias. Las primeras actúan en “conversaciones secretas” entre células similares, mientras las segundas forman parte de un lenguaje más universal dentro del mundo de las bacterias. La acumulación de esas moléculas permite a cada célula saber la densidad de la población, es decir, el número de células presentes, y si esas células son iguales a ella o diferentes. Percibiendo variaciones en la concentración de estas sustancias a lo largo del tiempo, las bacterias detectan si están solas o en grupo y, en este caso, si el grupo es homogéneo o heterogéneo. Muchas propiedades de las bacterias, como por ejemplo la producción de factores de virulencia, la bioluminiscencia o la formación de biofilms microbianos son actividades que solo se producen colectivamente. Esta capacidad de comunicación permite coordinar el comportamiento de las poblaciones bacterianas, ya que tales moléculas regulan la expresión génica para acomodar las células a las condiciones ambientales. Para una bacteria puede resultar importante escapar de la respuesta inmune durante una infección, competir con otras bacterias por nutrientes o evitar la presencia de compuestos tóxicos. El lenguaje de las bacterias hace posible transmitir y captar información que permite distinguir entre lo similar y lo diferente, y actuar en consecuencia. Algunos tipos bacterianos controlan a otros tipos interfiriendo sus sistemas de comunicación, y las bacterias patógenas regulan mediante este sistema de señalización la expresión de genes que causan enfermedad. Un nuevo enfoque actualmente en desarrollo para controlar las enfermedades consiste en bloquear este lenguaje con el fin de evitar que las bacterias dañinas manifiesten su virulencia.