Artículos Académicos
El efecto invernadero consiste en la elevación de la temperatura de la Tierra debido a la acción de un grupo de gases producidos en buena parte por la actividad humana. En el interior de un invernadero la temperatura es más elevada que en el exterior ya que la cantidad de energía que entra es mayor que la que sale fuera y algo similar ocurre en el conjunto de la Tierra, que recibe su calor del sol y consigue una temperatura media de 15 ºC, 33 º superior la teórica gracias a algunos gases de la atmósfera. El Sol emite energía en forma frecuencias altas que atraviesan la atmósfera con facilidad, mientras que la que emite la Tierra es de frecuencias bajas (sobre todo radiación infrarroja) y es absorbida por diversos gases, entre otros el anhídrido carbónico, el metano, los óxidos de nitrógeno y las nubes. La energía se concentra en la superficie del suelo, tarda más tiempo en ser devuelta al exterior y se produce un aumento de la temperatura. Pese a que la acción relativa de los CFCs (gases clorofluocarbonados) es 15.000 veces superior a la del anhídrido carbónico, la contribución real de éste, debido a su abundancia, es del 76 %. Su concentración media en la atmósfera ha crecido de forma alarmante debido a los procesos industriales y al uso masivo de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural). El efecto invernadero se traduce, pues, en un aumento de la temperatura en la superficie terrestre (0.5 º C en el último siglo) y que para el año 2.100 se estima entre 1.5 y 4.5 ºC. Su incidencia en el cambio climático es evidente, aunque no todos los científicos están de acuerdo en la cuantificación de sus efectos. No obstante, se ha comprobado un aumento en la frecuencia de diversos fenómenos climáticos extremos, especialmente tornados, huracanes e inundaciones, la reducción de la capa de hielo del Ártico y un importante descenso de la población de flora y fauna. La reciente cumbre de Montreal, tras el protocolo de Kioto, ha reunido a más de 150 países con el principal objetivo de reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, pero han sido mayores los compromisos que los acuerdos adoptados, sobre todo por parte de Estados Unidos, China e India, principales contaminantes. El caso de España es grave ya que es uno de los países más vulnerables al calentamiento global, con una contaminación que no deja de subir, según recoge la Oficina Española de Cambio Climático.