Columnas

null Edad de Plata de la ciencia española

Columna de la Academia publicada en el Diario La Verdad el 13 de abril de 2019

Si preguntamos por artistas (escritores, músicos, pintores…) españoles del primer tercio del siglo XX, seguro que se citan varios nombres. Entre ellos, y por mencionar tan solo un par de cada grupo, aparecerían García Lorca y Miguel Hernández, Falla y Albéniz o Picasso y Juan Gris, amén de otros muchos intelectuales que formaron parte de la denominada Edad de Plata de la cultura española. El nombre de esta época proviene de su singularidad y repercusión, comparable, en cierta medida, al Siglo de Oro.

Pero si se pregunta por científicos españoles destacados en esa época, muy probablemente la relación de nombres será mucho menor. Seguramente saldría a relucir Santiago Ramón y Cajal, y… para de contar. Sin embargo, hubo una floreciente actividad intelectual (en sus diversas facetas), con una nutrida representación de científicos que estuvieron al tanto de los avances más relevantes de la época y mantuvieron contactos con sus colegas a nivel internacional.

Lo cierto (y triste) es que muchas de esas personas que contribuyeron a forjar esa Edad de Plata (tanto en las letras como en las ciencias), se vieron afectadas en su vida personal y en su carrera profesional con el estallido de la Guerra Civil y su posterior desarrollo. Entre los más notorios están quienes murieron como consecuencia del conflicto bélico (García Lorca –asesinado durante la guerra–, Miguel Hernández –fallecido en prisión por desatención médica) o se exiliaron (Falla, Rodolfo Halffter…). Lo que quizá no resulta tan conocido es que a muchos profesores e investigadores se les privó de su puesto de trabajo o se les redujo notablemente su sueldo, entre otras medidas represivas, con lo cual los notables avances que se habían producido en la ciencia española se vieron truncados con el fin de la República.

Entre estos científicos cabe citar a Blas Cabrera (físico, Rector de la Universidad Central de Madrid, experto en magnetismo, director del Laboratorio de Investigaciones Físicas –actual Instituto Rocasolano, del CSIC–), Enrique Moles (químico, miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, organizador del IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada que se celebró en Madrid en 1934, secretario de la Comisión de Pesos Atómicos de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada…), Luis Santaló (matemático, cofundador de la geometría integral), Juan Negrín (médico fisiólogo, presidente del Gobierno de la República durante la guerra), Rafael Méndez (fisiólogo, cuya actividad investigadora quedó eclipsada por su protagonismo político), y tantos otros que no pueden mencionarse en esta columna por falta de espacio.

Valgan estas líneas para recordar a estos científicos (y rendirles un merecido homenaje), cuya carrera se truncó por los avatares de un conflicto político que nunca se debió resolver militarmente.