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null DESCUBRIENDO LA PÓLVORA

Hoy, la frase “descubrir la pólvora” es usual cuando se quiere lanzar una invectiva a alguien que ha hecho o dicho algo que resulta ser “la verdad de Perogrullo”. Tan común ha llegado a ser la pólvora, que el dicho se ha convertido en lapidario. En la vida corriente, la pólvora se descubre, irremisiblemente, por todas partes y en todo tiempo.

Pudo descubrirse en China entre los siglos VII y IX. En occidente apareció en el siglo XII, con la fórmula original de salitre (nitrato potásico), azufre y carbón, según consta en los escritos del monje inglés Roger Bacon. Pero fueron los trabajos de los alquimistas orientales los que la dieron a luz. Los chinos la usaban para fabricar fuegos artificiales. Pero aquéllos, lejos de los actuales, no tenían el carácter festivo-recreativo que gozan hoy. Eran un acompañamiento ritual en sesiones de acercamiento al “Dios mayor del Universo”. Estas ceremonias eran una invocación al “Maestro Alquimista” mediante el ruido, la luz y el aroma peculiar de la pólvora cuando cumple su misión. La explosión que protagonizaba la pólvora tenía un significado especial. Al provocarla, los alquimistas suponían que “despertaban” al Gran Creador, que entonces se manifestaba, debido a que se sentía atraído por el fenómeno que podría parecerle que tenía su misma naturaleza.

La difusión posterior supone que se introduce en Europa a través del Medio Oriente. Se propone al monje alemán Berthold Schwarz como el primero que la empleó para impulsar un proyectil a principios del siglo XII. Consta que en Inglaterra se fabricaba en 1334 y en Alemania en 1340. En el sitio de Pisa, se empleó para derribar fortificaciones por los ejércitos milaneses, florentinos, genoveses y franceses que la sitiaron en 1403. Hasta la aparición del “oro fulminante” en 1628, no hubo otro explosivo. Hacia mediados del XVI la producción era monopolio estatal y se inició su uso en las guerras que se sucedieron. La pólvora fue, probablemente la primera gran aportación de la Alquimia. En algún momento, la Alquimia, de la mano de Lavoisier, es sucedida por la Química, en la parte material, que no la filosófica.

Esta disciplina se implantó en Murcia en 1940, aunque a través de Ciencias ya inició su andadura en 1916. Este año, genuinamente, la Facultad celebra su 75 aniversario. Descubriremos su nobleza y sus aportaciones a la Comunidad, vitales para esta Región. Aquí ha sido mucho más que solo Química.