Columnas

null DE FUERA VENDRÁN…

Hace algunos años, los periódicos publicaron con cierta alarma, ahora sabemos que justificada, la noticia de la invasión del Mediterráneo por el “alga asesina”. En efecto, ya en 1984 se observó la presencia de Caulerpa taxifolia, un alga de origen tropical, en las costas del Mediterráneo, donde probablemente fue introducida a través de un vertido de los residuos del acuario de Mónaco. Lo que en principio fue una mancha de varios metros cuadrados hoy día ocupa varios miles de hectáreas en las costas de Francia, desplazando las praderas de otras plantas marinas –praderas de Posidonia fundamentalmente- que tan importante papel biológico juegan en los ecosistemas marinos, cobijando a una importante fauna, y que tanto peligro parece que van a correr a partir de ahora en las costas de Murcia por otros motivos.

No es un ejemplo aislado, pero ilustra claramente como una especie exótica puede llegar a causar enormes problemas e incluso amenazar con la extinción de especies autóctonas con las que comparte hábitat.

En nuestro país este tipo de acontecimiento también ha sido frecuente. Por lo que afecta a la Región de Murcia, un pez originario de América, la gambusia, se introdujo en el levante español con la idea de que consumiera larvas de mosquitos, especialmente de los transmisores de la malaria. No obstante, sus poblaciones han ido desplazando especies locales de peces como el fartet y el samarut que ahora están siendo protegidas y estudiadas para intentar su recuperación efectiva en nuestros ríos.

Estas invasiones, provocadas o casuales, no se detienen –más bien son progresivamente frecuentes- en un Planeta preso de la globalización a todos los niveles. El último caso que conocemos en nuestra Región acaba de producirse. El pasado verano se detectó en las cercanías de Espinardo la presencia de una de las plantas de la familia de las gramíneas, con mayor poder invasivo de las conocidas actualmente –Pennisetum setaceum-, originaria de Etiopía y que en zonas como Canarias, Sudáfrica, Sicilia y EEUU está produciendo desplazamiento de especies autóctonas e incluso cambios paisajísticos notables. Las consecuencias ecológicas en nuestra Región son imprevisibles, puede suceder que sea capaz de multiplicarse de forma prodigiosa, ya que tienen mecanismos reproductivos para ello, e invada ecosistemas donde otras gramíneas autóctonas como el esparto o el albardín son características, o bien acabe extinguiéndose, lo que dudamos si se tienen en cuenta los antecedentes sobre la capacidad invasora de la especie o los numerosos casos similares que han tenido lugar en la Península Ibérica.