Columnas
Columna de la Academia publicada en el diario La Verdad el 6 de julio de 2019.
¿Qué es un metal? No voy a darles definiciones científicas… Todo el mundo sabe lo que es un metal: un material duro, con brillo y buen conductor de la electricidad y el calor. ¿Seguro? Si esa ha sido su respuesta (o al leerla ha asentido con la cabeza), permítame que me autocorrija: los metales no tienen por qué ser duros. Ni siquiera tienen por qué ser sólidos: el mercurio es líquido y es un metal. El galio, elemento del grupo del aluminio, tiene un punto de fusión de 30 ºC, por lo que en una hermosa mañana de verano en Murcia se encontraría en estado líquido. Algo parecido ocurre con el francio (27 ºC) y el cesio (29 ºC). En el otro extremo, están los metales de puntos de fusión muy elevados. El wolframio funde a 3410 ºC (referencia: la temperatura en la superficie del sol es de 5500 ºC). Esta es la razón por la que los filamentos de las bombillas incandescentes (hoy en desuso) se hacían con este metal (que los anglosajones y la IUPAC se empeñan en llamar tungsteno).
También hay metales «blandos»: el sodio puede rayarse con la uña (¡no lo intenten: se quemarían!) y el oro, la plata y el cobre (puros) pueden cortarse con un cuchillo de acero. Además de ser blandos, estos metales pueden moldearse en forma de láminas e hilos extraordinariamente finos. Ustedes lo saben porque conocen el «pan de oro» utilizado en obras artísticas o los cables de cobre que soportan nuestras instalaciones eléctricas.
¿Y qué hay de su densidad? Pues hay metales «pesados» y metales «ligeros». ¿Han observado en televisión con qué facilidad suelen mover maletines llenos de lingotes de oro? Les doy otra referencia: un litro de agua pesa exactamente un kilo. Pues bien, una pieza de oro que tuviera el tamaño equivalente a una botella de agua de un litro pesaría unos 19,3 kilos. Cinco piezas de este tamaño pesarían casi 100 kilos. Y aún así, el oro no es el metal más denso: cinco piezas de osmio pesarían 113 kg. ¿Y cinco piezas de sodio? Pues casi exactamente lo mismo que de agua: 4,85 kg.
Conclusión: no se dejen engañar por los prejuicios: hay metales sólidos y líquidos, duros y blandos, densos y ligeros. También hay metales que curan y otros que matan, metales que ganan batallas y que las pierden. Pero de esos, hablaremos otro día.