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null Curación del VIH

Hace cuarenta años despertó la infección por el Virus de Inmuno Deficiencia Humana (VIH), que ha tenido un enorme impacto en la salud pública mundial. Se identificaron tres vías de contagio; transmisión sexual, por vía parenteral, es decir por administración de sangre y sus derivados de donantes infectados o por utilización de agujas contaminadas, y la transmisión durante el embarazo de la madre al feto. La tragedia de la enfermedad es bien conocida con decenas de millones de personas que han fallecido. Afortunadamente, el desarrollo y uso terapéutico de antirretrovirales consiguió cambiar la cara de la enfermedad, prolongando la esperanza y calidad de vida, pero aún lejos de plantear una curación definitiva.

En 2020 surgió una noticia realmente esperanzadora tras la observación de la evolución que había tenido un paciente alemán que padecía la infección por VIH. El paciente en 2012 fue diagnosticado de una leucemia que requería ser tratado con un trasplante de progenitores hematopoyéticos. Para hacerlo se buscó un donante que además de ser compatible para el trasplante presentara un rasgo concreto: la mutación CCR5-Δ32. ¿Por qué este requerimiento? El VIH utiliza el receptor CCR5 del linfocito T para entrar en la célula, lo que conlleva activación celular y la consiguiente alteración inmunológica dando lugar al desarrollo de la enfermedad. Ello justificó que se investigaran medicamentos que bloquearan esa interacción y por tanto bloquearan la entrada del virus a los linfocitos T. Desgraciadamente los resultados no tuvieron la eficacia y seguridad que se perseguía.

Otros estudios mostraron que una mutación que da lugar a una modificación del  gen que codifica al receptor CCR5, conocida como CCR5-Δ32 tenía un impacto específico sobre la función de las células T. En 2009, se pudo comprobar que el VIH tenía una importante resistencia para entrar en los linfocitos portadores de la mutación. Ese fue el motivo que ante la necesidad de realizar un trasplante hematopoyético a un enfermo con VIH, que conlleva el cambio de la población celular, incluidos los linfocitos del paciente por los del donante, se buscara a un donante de  la mutación CCR5-Δ32.

Recientemente hemos conocido dos nuevos casos de pacientes con VIH, que requirieron trasplante hematopoyético por problemas hematológicos y se siguió un procedimiento similar. Han pasado varios años de seguimiento de los pacientes con retirada de antirretrovirales, y la negatividad del VIH se mantiene en los tres casos.

Obviamente la indicación de trasplante hematopoyético de células provenientes de donante con la mutación CCR5-Δ32 no es una medida terapéutica para adoptar indiscriminadamente, por la complejidad y alto riesgo del procedimiento del trasplante, pero como suele suceder en medicina estos hallazgos aportan información muy útil para el futuro.