Artículos Académicos
En estos tiempos en los que parece que nadie confía en nadie, los científicos vuelven a ser uno de los colectivos en los que más se confía y más se valora atendiendo a los resultados del último “euro barómetro”. Sin embargo, aunque la opinión de los ciudadanos ha cambiado en los últimos años a favor de la prioridad que debe tener la ciencia y la tecnología en el gasto público, el compromiso y la participación individual sigue siendo muy limitada. La ciencia y la tecnología necesitan más compromiso y participación de los ciudadanos. Los investigadores tenemos que ser mejores comunicadores; explicar más y mejor qué hacemos, cómo lo hacemos, con qué lo hacemos, cuáles son nuestros resultados y como, todo esto, se traslada al bienestar de la sociedad es su más amplia acepción. Pero lo importante, en mi opinión, es que no solo la ciencia y la tecnología tengan como prioridad mejorar el bienestar social sino que los ciudadanos confíen su bienestar a la ciencia y la tecnología, que las hagan un poco más suyas, que las defiendan, que participen y se comprometan. En este sentido, y más allá de su asistencia en actividades de ciencia (exposiciones, museos, etc.), en estos momentos se requiere del compromiso y la participación directa de los ciudadanos. Para ello, nuevas vías de participación como las agendas de ciencia y tecnología, las acciones de “ciencia con y para la sociedad” recogidas en el programa europeo Horizonte 2020, las nuevas plataformas de “crowfunding” para la financiación ciudadana de proyectos como es el caso de “precipita” (www.precipita.es) u otras acciones de micro-mecenzago potenciadas por la próxima ley de reforma fiscal, serán buenos indicadores del interés y del compromiso de la sociedad, sabiendo que las acciones de tipo económico no van a ser, ni deben ser, una fuente estructural de financiación de la ciencia y la tecnología. Los ciudadanos deben percibir que solo la ciencia y la tecnología pueden ayudar a gestionar un futuro lleno de incertidumbres. Dentro de 100 años, ¿tendrá la población una salud mejor?, ¿tendremos agua y alimentos suficientes y seguros?, ¿existirán nuevas fuentes de energía? Seguro que sí, pero no del modo que lo conocemos hoy en día, porque la ciencia habrá ayudado a resolver estos retos y a aplicar soluciones innovadoras. Eso sí, siempre que contemos con la confianza y el compromiso de nuestros ciudadanos.