Artículos Académicos
Se proporcionan así bases anatómicas a la enfermedad psicosomática en la que el estado mental puede alterar la función del órgano.
Nuestro cerebro tiene importantes capacidades que van más allá de lo que imaginamos. Una de ellas es el poder influir en determinados órganos Internos. La medicina moderna contempla generalmente el concepto de enfermedad psicosomatica con muchos reparos, principalmente porque no se conocen redes neuronales asociadas con la corteza cerebral que controlen órganos internos. En un interesante trabajo reciente se han utilizado virus de la rabia para estudiar el transporte transneural de forma que se pudiera identificar las regiones la corteza cerebral de primates que se proyectan a la médula adrenal. Este órgano desempeña un papel muy importante relacionado con el estrés físico y emocional. La principal influencia proviene de una amplia red neuronal implicada en todos los aspectos del control del circuito esqueleto-motor desde la selección de respuesta a la preparación motora y y a la ejecución del movimiento. Una de las redes implicadas está basada en la corteza motora primaria y en regiones específicas del lóbulo frontal del cerebro. La otra red contiene distintas partes de la corteza cingulada anterior, un área que regula la cognición y el procesamiento afectivo. Por tanto, estas áreas corticales que están implicadas en el control del movimiento, la cognición y el afecto y son fuentes potenciales de control de la estimulación simpática. Estos resultados indican que existen circuitos específicos multisinápticos que ligan movimiento, cognición y afecto a la función de la médula adrenal. Esta red neuronal puede mediar los efectos de estados internos como estrés crónico y la depresión sobre la función del órgano y por ello proporciona un substrato neural concreto para ciertas enfermedades psicosomáticas.
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