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null Ciencia y tecnología, una pareja bien avenida

La situación de casos COVID, actualizados a día de hoy en España, nos ofrece unas cifras aterradoras: 115.000 fallecidos notificados, 3 millones confirmados en mayores de 60 años y 13 millones y medio confirmados, según cifras oficiales, pues con toda seguridad, en el caso de fallecidos, el número será mucho mayor. Aunque seguimos sufriendo los estragos del maldito virus, ha sido la Ciencia, esencialmente la básica, esa que tantas veces se pregunta para qué sirve, la que ha sabido dar una respuesta tan rápida como certera a una pandemia que podría haber producido una tragedia planetaria.

En apenas un año, la investigación científica y el desarrollo tecnológico han logrado esas vacunas que han merecido el reconocimiento público, han mostrado su eficacia y han puesto a la Ciencia en el podio del que jamás debería descender. Pues, sin ser agorero, nuevas pandemias acechan y conviene que estemos preparados.

Hace menos de tres semanas, nuestro binomio protagonizó otro hecho histórico que merece su protagonismo. Se sabe que la extinción de los dinosaurios fue debida al impacto en Chicxulub de un asteroide contra la Tierra hace 66 millones de años y también que es muy probable que un meteorito acabe provocando una hecatombe de parecidas características. A modo de prueba de defensa de la Tierra, el 24 de noviembre del pasado año, la NASA puso en marcha la misión DART (Double Asteroid Redirection Test), una sonda de apenas 600 kg, que el 26 de septiembre golpeó, a unos 11 millones de km de la Tierra, al asteroide Dimorphos, de unos 5.000 millones de kg, a una velocidad de 22.000 km/h y alteró su trayectoria. ¿Ciencia ficción? No, es la pareja ciencia-tecnología la que ha escrito un hito sin precedentes que deberíamos valorar y jamás olvidar. En palabras de los investigadores M. Isabel Herreros y Jens Ormö: “Disparando desde Madrid, se ha golpeado a una mosca en pleno vuelo, situada en Algeciras, y además se la ha movido en la dirección adecuada.”

Mucho más cerca que Dimorphos tenemos nuestro Mar Menor, aquejado de tantos achaques y malas prácticas para combatirlos. Solo la Ciencia hallará la solución óptima. Para ello bastaría confiar en la experiencia de los científicos acreditados, ponerlos al frente en la búsqueda de remedios y, sobre todo, protegerlos de injerencias y darles libertad para encontrar la mejor terapia.

Y aún más cerca, en el Jardín del Malecón, la Fundación Séneca ofrece todo un fin de semana repleto de manifestaciones científico-tecnológicas para todos los públicos y allí estará la Academia de Ciencias de la Región de Murcia.