Columnas
Muchas personas, con enfoques muy diversos, dedican parte de su actividad al estudio de hechos que la mayoría de los científicos consideran inexistentes. Si existieran, habría que considerarlos inexplicados y, como a los científicos no les gustan las cosas que no se pueden explicar, miran con cierta hostilidad esos fenómenos y a las personas que se obstinan en afirmar su existencia con pruebas pseudocientíficas. Por ejemplo, hay quienes afirman que las investigaciones parapsicológicas constituyen una verdadera ciencia porque, como las demás, se basan en la observación y el experimento. Los estudios relacionados con estas materias suponen la existencia de percepciones extrasensoriales y de ciertas facultades presuntas del hombre que incluyen, entre otras, la telepatía, la clarividencia, la precognición, la escritura automática o la psicoquinesis.
En la actividad científica real, la observación y el experimento se vinculan entre sí por las hipótesis de trabajo. La parasicología, sin embargo, aunque ha pasado también de la observación al experimento, apenas ha progresado en el terreno de la reproducibilidad o en el planteamiento de hipótesis susceptibles de interpretación. Si la parapsicología llegara un día a explicar lo analizado y producir un experimento repetible, sus defensores dispondrían al menos de una prueba de más peso que la simple probabilidad y la ciencia se vería así obligada a admitir su realidad objetiva, con todas las consecuencias revolucionarias que ello supondría.
Las principales objeciones a la percepción extrasensorial se resumen en tres apartados. En primer lugar, no se ha hallado todavía alguna base material convincente que la apoye, lo que constituye un argumento realmente decisivo. En segundo lugar, es con frecuencia un coto tradicional de aprovechados, dedicados a la superstición y al engaño. Finalmente, los fenómenos que predica descansan sobre probabilidades estadísticas de pequeña magnitud absoluta y no ofrecen ninguna garantía de reproducción o repetición.
La química se asoció durante mucho tiempo con la alquimia, pero ha llegado a ser una ciencia venerable. Y aunque nadie ha visto hasta ahora un minúsculo mesón, los físicos no dudan por ello de su existencia. Esto se debe a que el objeto material de las verdaderas ciencias, a diferencia de cosas parecidas, es susceptible de cuantificación absoluta y de reproducibilidad experimental. Pero no son pocos quienes esperan y creen que todos los fenómenos parapsicológicos que engloba la percepción extrasensorial se explicarán en su día en términos de causa y efecto y quedarán incorporados a una especie de psicología fisiológica normal. De momento, habrá que esperar.