Pensándolo bien...
No somos capaces de imaginar cómo podría ser la vida sin la existencia de ciclos. Cumplimos el ciclo de la vida, anualmente nos renovamos repitiendo una y otra vez, todos los días comenzamos de nuevo un ciclo diario, nos hablan de la existencia de ciclos económicos, algunos tienen denominación específica: ciclo del agua, pasando ésta de líquido a gas o a sólido en función de las condiciones ambientales; Ciclo del nitrógeno, que incluye los procesos biológicos y abióticos en los que se suministra el nitrógeno; Ciclo del carbono, incluyendo los procesos en los que interviene el carbono, en la biosfera, atmósfera, hidrosfera y litosfera; Ciclo del azufre en que interviene en sus distintos grados de oxidación; Ciclo del calcio que recorre por el interior de los seres vivos o por el exterior, de forma recurrente. Ciclo del fósforo, desde su reserva en la superficie de la Tierra y a través de los seres vivos, en litosfera, hidrosfera y atmósfera; Ciclo del oxígeno a través de ciclos biológicos y geológicos. Estamos inmersos en procesos cíclicos.
Los procesos cíclicos son repetitivos y ha habido incluso, propuestas de entender la Historia como uno de ellos, frente al progreso histórico de otros, como si la humanidad constantemente retornara al punto de partida. Son varias las formulaciones de ciclicidad de la historia. Los ciclos económicos incluyen expansión, crisis, depresión, recesión y recuperación, con lo que vuelta a comenzar. Se le asignan muchas causas y se dan muchos tipos de ellos. La atmósfera no está exenta de sus propios ciclos; el año meteorológico tiene una repetición confirmada. La ciclogénesis es el proceso de creación de un ciclón, depresión, borrasca donde el viento gira contra las agujas del reloj en el hemisferio norte y al contrario en el sur.
Un proceso cíclico tiene la ventaja de la repetición. Es previsible (hasta cierto punto). Todas las civilizaciones han concebido el tiempo cíclico al observar lo en los procesos naturales: estaciones, grandes sequías, lluvias, etc. En Oriente se desarrolló la cultura cíclica, que las culturas occidentales asumieron e incorporaron y las culturas americanas y politeístas, también referenciaron un concepto circular del tiempo. Con que prevean las fases que conponen la repetición, se ha resuelto el problema. En los motores de explosión, por ejemplo, concebidos los ciclos, el desplazamiento puede ser ilimitado, mientras energéticamente sea posible.
No es concebible la vida y sus procesos de no ser cíclicos. El tiempo se ha concebido respondiendo a una linealidad, con pasado presente y futuro, aun cuando desde principios del siglo XX, es una concepción dudosa, que no responde al condicionamiento desde la teoría relativista que evidencia que la concepción del presente deja de tener sentido. Está muy arraigado entender el tiempo linealmente, desde que Newton introdujo, subrepticiamente esta concepción, aun cuando son los procesos, los cambios, los que se consignan y los que tienen visos de realidad. Los ciclos, precisamente, concretan los cambios y la repetición de los mismos establece la frecuencia con que acontecen globalmente. Todo viene a ser vibración, todo parece disponerse para que detectemos la frecuencia del cambio. Y todas las frecuencias son reducibles a la escala musical. De este modo, cualquier proceso es convertible en una melodía que se interpreta a partir de las oscilaciones que lo conforman. Tomemos la Tierra, por ejemplo, en el movimiento de traslación alrededor del Sol en el que emplea 365.26 dias = 8766,15 horas = 525.969,15 minutos = 31.558.149,54 segundos y, por tanto su frecuencia es de 1/ 31.558.149,54 hercios (s-1) = 3.168 x 108 Hz. Queda muy alejada del campo de audición humano, situado entre 20 y 20.000 Hz. Como la frecuencia se duplica en una octava, para escalar la frecuencia obtenida para la Tierra, multiplicaremos por 2, tantas veces, como sea necesario, hasta encajarla en una octava audible de la escala musical. Así, si multiplicamos por 232, por tanto 32 octavas por encima, obtendremos una frecuencia de 136,11 Hz que corresponde a la nota DO sostenido de la tercera octava (DO central) , en la que el La vibra a 440 Hz.
De igual forma la molécula de CO, cuya frecuencia de vibración es de 6.42 1013 Hz = 467.116 Hz que se corresponde con el La# o SI B de la tercera octava (central del pìano). En el fondo, ciclos, es música, oscilación audible.Es cuestión de saber y poder escuchar.
Los procesos cíclicos son repetitivos y ha habido incluso, propuestas de entender la Historia como uno de ellos, frente al progreso histórico de otros, como si la humanidad constantemente retornara al punto de partida. Son varias las formulaciones de ciclicidad de la historia. Los ciclos económicos incluyen expansión, crisis, depresión, recesión y recuperación, con lo que vuelta a comenzar. Se le asignan muchas causas y se dan muchos tipos de ellos. La atmósfera no está exenta de sus propios ciclos; el año meteorológico tiene una repetición confirmada. La ciclogénesis es el proceso de creación de un ciclón, depresión, borrasca donde el viento gira contra las agujas del reloj en el hemisferio norte y al contrario en el sur.
Un proceso cíclico tiene la ventaja de la repetición. Es previsible (hasta cierto punto). Todas las civilizaciones han concebido el tiempo cíclico al observar lo en los procesos naturales: estaciones, grandes sequías, lluvias, etc. En Oriente se desarrolló la cultura cíclica, que las culturas occidentales asumieron e incorporaron y las culturas americanas y politeístas, también referenciaron un concepto circular del tiempo. Con que prevean las fases que conponen la repetición, se ha resuelto el problema. En los motores de explosión, por ejemplo, concebidos los ciclos, el desplazamiento puede ser ilimitado, mientras energéticamente sea posible.
No es concebible la vida y sus procesos de no ser cíclicos. El tiempo se ha concebido respondiendo a una linealidad, con pasado presente y futuro, aun cuando desde principios del siglo XX, es una concepción dudosa, que no responde al condicionamiento desde la teoría relativista que evidencia que la concepción del presente deja de tener sentido. Está muy arraigado entender el tiempo linealmente, desde que Newton introdujo, subrepticiamente esta concepción, aun cuando son los procesos, los cambios, los que se consignan y los que tienen visos de realidad. Los ciclos, precisamente, concretan los cambios y la repetición de los mismos establece la frecuencia con que acontecen globalmente. Todo viene a ser vibración, todo parece disponerse para que detectemos la frecuencia del cambio. Y todas las frecuencias son reducibles a la escala musical. De este modo, cualquier proceso es convertible en una melodía que se interpreta a partir de las oscilaciones que lo conforman. Tomemos la Tierra, por ejemplo, en el movimiento de traslación alrededor del Sol en el que emplea 365.26 dias = 8766,15 horas = 525.969,15 minutos = 31.558.149,54 segundos y, por tanto su frecuencia es de 1/ 31.558.149,54 hercios (s-1) = 3.168 x 108 Hz. Queda muy alejada del campo de audición humano, situado entre 20 y 20.000 Hz. Como la frecuencia se duplica en una octava, para escalar la frecuencia obtenida para la Tierra, multiplicaremos por 2, tantas veces, como sea necesario, hasta encajarla en una octava audible de la escala musical. Así, si multiplicamos por 232, por tanto 32 octavas por encima, obtendremos una frecuencia de 136,11 Hz que corresponde a la nota DO sostenido de la tercera octava (DO central) , en la que el La vibra a 440 Hz.
De igual forma la molécula de CO, cuya frecuencia de vibración es de 6.42 1013 Hz = 467.116 Hz que se corresponde con el La# o SI B de la tercera octava (central del pìano). En el fondo, ciclos, es música, oscilación audible.Es cuestión de saber y poder escuchar.
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