Columnas
La Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP, por sus siglas en inglés) ha celebrado el pasado año el centenario de su fundación. La física de principios del siglo XX ya comenzaba a subdividirse en un número cada vez mayor de especialidades, lo que suponía una gran dificultad para que un físico pudiera seguir con regularidad los diversos avances de su disciplina. Por ello, iba cobrando fuerza la necesidad de estrechar los contactos entre físicos de diferentes disciplinas y países.
El Consejo Internacional de Investigación se fundó en 1919 para coordinar mundialmente los desarrollos en las diferentes ramas científicas, y en su Asamblea General, celebrada el 1922 en Bruselas, se propuso crear una Unión de Física, la cual dio lugar a la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada, con 13 países miembros fundadores, entre los cuales se encontraba España. El primer presidente de la IUPAP fue sir William Henry Bragg, quien había recibido el Premio Nobel de Física en 1915. En la primera Asamblea General de la IUPAP (que tuvo lugar el 1923 en París) participó como delegado el físico español Blas Cabrera, quien fue elegido vicepresidente en 1925.
Entre sus objetivos genéricos, la IUPAP aboga por la unión de los físicos de todo el mundo y el desarrollo de la física, tanto en sus vertientes básica como aplicada, fomentando la cooperación internacional y las aplicaciones de la física para la resolución de problemas que afectan a la humanidad. Además, entre sus fines concretos destacan el fomento de la diversidad y la inclusión en la física, promoviendo la participación y el reconocimiento de las mujeres y de las personas pertenecientes a grupos infrarrepresentados en los diversos ámbitos de actuación de la física; la adopción de acuerdos internacionales sobre símbolos, unidades, nomenclatura y normas; el fortalecimiento y mejora de la enseñanza de la física, especialmente en los países en vías de desarrollo; el afianzamiento de la libre circulación de los científicos y el acceso abierto a los datos; el reforzamiento de vínculos con quienes trabajan fuera del ámbito académico y con otras comunidades científicas; así como el patrocinio y respaldo a la organización de conferencias sobre los más diversos aspectos de la física, que, además, satisfagan criterios de igualdad, diversidad e inclusión.
Tras cien años de existencia, la IUPAP ha crecido desde los 13 países fundadores hasta los 60 territorios que la integran en la actualidad, además de numerosos miembros corporativos. Aunque se ha avanzado en muchos de sus objetivos, todavía queda mucho por hacer, especialmente en temas relacionados con equidad, integración e inclusión de los colectivos que no están convenientemente representados en la carrera científica. Para estos propósitos, todos hemos de arrimar el hombro.