Pensándolo bien...
El carbono es el elemento más camaleónico del elenco que conforma la Tabla Periódica de los elementos. Uno de sus más genuinos representantes son los fullerenos. Su forma externa es similar a un balón; en lugar de badana o sucedáneos sintéticos, está constituido por átomos de carbono como una capa del grosor de un solo átomo. Las interacciones entre los enlaces pi-pi conforman la forma de balón y aportan estabilidad y flexibilidad. El encapsulamiento de compuestos químicos en el interior, ha permitido generar un área de funcionalización de mucho interés en Química, en especial en la parcela de síntesis química. Básicamente, las dificultades encontradas hasta ahora en la capacidad de síntesis de ciertos bis-aductos fullerenos, es la pureza de los resultados, dado que se obtenían una variedad de productos de reacción, muchos de ellos indeseables. La propuesta que emana de científicos de las Universidades de Girona y Ulm, es el empleo de los fullerenos como nanoreactores multicapa, en los que, precisamente se seleccionan los puntos de unión del fullereno accesibles para realizar una reacción química, gracias a esa funcionalización lograda mediante la incrustación de compuestos químicos portadores de los grupos funcionales apropiados. Para ello proponen una estructura semejante a las matrioskas.
Todo un ejemplo de colaboración cuya génesis es la coincidencia en un Congreso de investigadores de dos grupos de investigación, Max von Delius y Ribas, uno que trabajaba con los balones de fullereno y el otro que pretendía diseñar “jaulas” con propósitos sintéticos. Las colaboraciones tienen estas cosas, se avanza más, mejor y de forma más directa. El logro ha sido conseguir funcionalizar el fullereno C60 de forma que no se requiere un proceso de purificación complejo y obtener un rendimiento superior al 90%, concretamente en el denominado bis-aducto-3. La disposición ha sido un reactor molecular en forma de matrioska, anidando espacios de reacción unos dentro de otros, de forma similar a las conocidas muñecas rusas, situando en el centro de reacción la molécula de fullereno, que se rodea por una especie de aro o anillo, constituido por compuestos cíclicos que estabilizan el anillo, que gira en una sola dimensión, debido a la restricción que impone la cubierta exterior, capa molecular en forma de caja. Globalmente, el recinto formado está cerrado por arriba y por abajo, pero mantiene ventanas laterales por las que ingresan los reactivos de funcionalización. Todo un nanoreactor cuya estructura se debe a las interacciones pi-pi, que permiten las estructuras para encapsular.
El artículo se puede ver en la Revista Nature. Además del aspecto científico, que es de alcance por la eficacia y especificidad que pregona, lo destacable de un trabajo de este tipo es la evidencia del valor añadido de la colaboración científica. Si bien los curricula demasiados extensos en publicaciones y/o en presentación de trabajos en Congresos o Reuniones científicas, lejos de transmitir la colaboración, pasada una cierta cantidad de trabajos, esconden un trato asimétrico entre el trabajo y los firmantes, que redunda en falta de credibilidad de los que lo ostentan, porque en el fondo, todo científico sabe lo que se puede publicar en un tiempo razonable, según cada área de conocimiento. Las auténticas colaboraciones emergen de la complementariedad entre métodos, coincidencia de procedimientos en campos distintos o analogías que llevan a una cooperación para trasvasar conocimientos, métodos o herramientas de unas áreas a otras, con el resultado de algo nuevo, significativo, que en muchos casos llega a ser relevante. La Ciencia es así. De otra forma se avanza poco. La reflexión debiera ir por la ruta de qué quiere, desea, permite y fomenta una Institución, como colaboración científica de sus miembros para lograr unos fines de alcance. No tenerlos, es similar a incapacidad de lograr algo de interés y alcance y de esta forma, solamente pasa el tiempo, pero nada de interés ocurre. Así son las cosas, aunque a algunos no guste demasiado que así sea.
Todo un ejemplo de colaboración cuya génesis es la coincidencia en un Congreso de investigadores de dos grupos de investigación, Max von Delius y Ribas, uno que trabajaba con los balones de fullereno y el otro que pretendía diseñar “jaulas” con propósitos sintéticos. Las colaboraciones tienen estas cosas, se avanza más, mejor y de forma más directa. El logro ha sido conseguir funcionalizar el fullereno C60 de forma que no se requiere un proceso de purificación complejo y obtener un rendimiento superior al 90%, concretamente en el denominado bis-aducto-3. La disposición ha sido un reactor molecular en forma de matrioska, anidando espacios de reacción unos dentro de otros, de forma similar a las conocidas muñecas rusas, situando en el centro de reacción la molécula de fullereno, que se rodea por una especie de aro o anillo, constituido por compuestos cíclicos que estabilizan el anillo, que gira en una sola dimensión, debido a la restricción que impone la cubierta exterior, capa molecular en forma de caja. Globalmente, el recinto formado está cerrado por arriba y por abajo, pero mantiene ventanas laterales por las que ingresan los reactivos de funcionalización. Todo un nanoreactor cuya estructura se debe a las interacciones pi-pi, que permiten las estructuras para encapsular.
El artículo se puede ver en la Revista Nature. Además del aspecto científico, que es de alcance por la eficacia y especificidad que pregona, lo destacable de un trabajo de este tipo es la evidencia del valor añadido de la colaboración científica. Si bien los curricula demasiados extensos en publicaciones y/o en presentación de trabajos en Congresos o Reuniones científicas, lejos de transmitir la colaboración, pasada una cierta cantidad de trabajos, esconden un trato asimétrico entre el trabajo y los firmantes, que redunda en falta de credibilidad de los que lo ostentan, porque en el fondo, todo científico sabe lo que se puede publicar en un tiempo razonable, según cada área de conocimiento. Las auténticas colaboraciones emergen de la complementariedad entre métodos, coincidencia de procedimientos en campos distintos o analogías que llevan a una cooperación para trasvasar conocimientos, métodos o herramientas de unas áreas a otras, con el resultado de algo nuevo, significativo, que en muchos casos llega a ser relevante. La Ciencia es así. De otra forma se avanza poco. La reflexión debiera ir por la ruta de qué quiere, desea, permite y fomenta una Institución, como colaboración científica de sus miembros para lograr unos fines de alcance. No tenerlos, es similar a incapacidad de lograr algo de interés y alcance y de esta forma, solamente pasa el tiempo, pero nada de interés ocurre. Así son las cosas, aunque a algunos no guste demasiado que así sea.
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